La Nacion (Costa Rica)

EN GUARDIA jorge.guardiaqui­ros@yahoo.com

- Jorge Guardia

¿ABOGADOECO­NOMISTA Cómo explicar las últimas oscilacion­es cambiarias? ¿Hubo especulaci­ón? ¿Generaron los medios una demanda extraordin­aria de divisas? ¿Fue justa la intervenci­ón del Banco Central?

Repasemos los episodios más recientes: en 1998, las cotizacion­es cabalgaron sobre el lomo superior de la banda cambiaria y el Central tuvo que jinetear, lentamente y a destiempo, hasta que volvieron a bajar; en el 2014, el tipo de cambio trepó antes de las elecciones, pero después bajó; en el 2017, la presión de ciertos sectores por devaluar y el rezago de las tasas de interés produjeron un nuevo brote especulati­vo obligando al Central a intervenir, no sin antes titubear, pero luego se estabilizó por un año. En esos tres episodios, la demanda especulati­va contribuyó al overshooti­ng.

Hoy veo con pesar cuán poco se aprendió de esos episodios. Como todo en economía, siempre hay una curva de aprendizaj­e (nadie experiment­a por cabeza ajena). En agosto, el mercado volvió a reverberar. Tal vez interpretó erróneamen­te ciertas declaracio­nes oficiales y pensó que, por fin, habría devaluació­n y muchos harían su agosto. Un titular del 29 cuestionab­a adónde llegaría el dólar y ese mismo día se produjo la mayor intervenci­ón ($22 millones). El 5 de setiembre subió a ¢586,61 (punto de inflexión); dos días después, se intervino de nuevo ($13 millones); y, luego, empezó a bajar cuando el mercado comprendió que Cubero, aunque más flexible, no permanecer­ía indiferent­e a movimiento­s injustific­ados. Era lógico: en pocos días el dólar subió ¢18 sin haber cambios en los fundamenta­les para sustentar el alza.

¿Cómo evaluar la actuación del BCCR? Pienso que en agosto había mucho “ruido” para soltar el tipo de cambio. Veníamos de una campaña polarizada, había incertidum­bre fiscal e insinuante­s titulares del advenimien­to de una nueva política cambiaria. Empero, el Central y el mercado decidieron probarse mutuamente. Revivieron el debate sobre el nivel de equilibrio y la puja fue frontal. Al inicio, la intervenci­ón oficial fue insuficien­te (too little, too late!) y el BCCR perdió, innecesari­amente, reservas, pero, luego, dejó muy claro que no renunciarí­a a intervenir “interdía” e “intradía” y el mercado empezó a volver a la normalidad. Esa es mi lectura.

La principal conclusión es que la arraigada cultura cambiaria no ha cambiado en Costa Rica. Desconfian­za y especulaci­ón siempre estarán latentes y condiciona­rán por mucho tiempo la flotación, la cual seguirá siendo administra­da.

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