Decisión de no salir le salvó vida a un vecino
Eduardo Quesada tiene 23 años de vivir en la urbanización La Floresta, en el barrio Nazareno, de Ipís.
Poco antes de empezar a oír un tiroteo, se alistaba para sacar al perro, pero de último minuto, optó por no salir, contó a
La Nación este miércoles. Esa decisión a lo mejor le salvó la vida, reconoce, al mostrar al menos seis impactos de bala en el portón de su garaje.
Uno de los proyectiles pasó y se incrustó en una pared mientras que los otros perforaron un vehículo.
De acuerdo con Quesada, los agentes del OIJ le dijeron que el carro pudo evitar una desgracia por balas perdidas, ya que al momento del ataque, además de Quesada, estaba en la casa su esposa, María Mayorga, y un hijo de 21 años.
Ellos escucharon una serie de detonaciones, luego hubo una pausa que dio paso a otra ráfaga. Quesada y Mayorga lo describieron como una “verdadera lluvia de balas”.
La pareja, al igual que otros vecinos, como Tobías Arroyo, afirmaron que, aunque a veces se oye algún balazo, jamás habían visto algo como esto.
Quesada, quien ayuda a la banda del Liceo de Coronado, contó que uno de los jóvenes fue miembro. “No lo reconocí al inicio; después me di cuenta de que era un muchacho que había estado con nosotros en la banda del Liceo”, lamentó.
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