La Nacion (Costa Rica)

Familias perdieron enseres y alimentos por las lluvias

→ La mayor cantidad de incidentes se dieron en Alajuelita y Desamparad­os

- Carlos Arguedas C. carguedasc@nacion.com

Ana Patricia Rodríguez vivió por segunda vez en menos de un año la angustia de ver entrar un torrente de agua y barro por la cocina, pasar por el pequeño comedor y salir por la única puerta de su casa.

Esta mujer habita, junto a su hija, dos nietos –de dos y tres años– y otros dos adultos, un pequeño inmueble en el precario Benjamín Núñez, en Los Guido de Desamparad­os. La suya es una de las 10 viviendas que el viernes sufrieron las secuelas del paso de la onda tropical número 38.

Datos de la Comisión Nacional de Emergencia­s (CNE) daban cuenta de que la pérdida de enseres, así como comestible­s, ropa y colchones, fueron las principale­s consecuenc­ias. No fue necesario trasladar personas a albergues.

La mayor cantidad de incidentes se produjeron en la tarde y noche; se dieron cuatro en Desamparad­os (Los Guido y Calle Fallas) y dos en Alajuelita, ambos cantones de San José. También se registraro­n en Palmares (Alajuela), Santa Bárbara de Heredia, Cartago y Curridabat (San José).

La gran mayoría de situacione­s se originó por el taponamien­to de alcantaril­las.

También, los aguaceros provocaron cinco deslizamie­ntos; en Coto Brus hubo dos, y Pérez Zeledón, Guarco y Concepción de Curridabat su(un frieron uno cada uno. Ninguno generó daños importante­s.

Este sábado, las familias afectadas recibieron alimentos, cobijas y espumas de parte de la CNE. Asimismo, se ordenó una inspección de los sitios, pues todos se encuentran en áreas de alto riesgo.

Inesperado visitante. Repentina. Así califica Ana Patricia Rodríguez, vecina del precario Benjamín Núñez, la emergencia que vivieron.

“Eran como las 4 p. m. cuando se nos metió ese montón de barro. Lo único que uno acata es salvar a los niños. Es una angustia muy grande, ver esa cosa entrar y como queda la casa. Todo lo de adentro se pierde. Es que aquí se viene todo de esa finca cafetal colindante con la construcci­ón)”, relató.

Ella tiene dos años de habitar en este inmueble y es la segunda vez, en menos de un año, que sufren un problema similar.

Robert Mora, un vecino, narró que al escuchar los gritos de angustia en medio del fuerte aguacero, varios ingresaron para sacar a las personas.

“Uno no sabe qué puede seguir y es mejor ponerlo a salvo”, agregó.

Tener que brindar ayuda a esa familia no es nuevo. El problema es que la edificació­n de dos plantas, que tiene unos tres metros de ancho y 10 metros de fondo, está construida en una ladera. En la parte de atrás colinda con el cafetal.

Este viernes, debido a las fuertes precipitac­iones, el líquido se acumuló y se generó una pequeña cabeza de agua que rompió unas latas e ingresó en la casa.

Robert Mora explicó que la finca regularmen­te tiene zanjas corta aguas, pero cree que para esta ocasión se aterraron.

“Vea mi casita, aquel muro húmedo. A mí también me llega. Lo que pasa es que esta otra (vivienda) está casi donde baja un caño. Ahí algo tienen que hacer porque eso no se va a eliminar”, agregó.

Ana Patricia y su familia lavaron la casa este sábado. “No tenemos donde ir. Espero en Dios que hoy (ayer) no llueva otra vez. Ahí hicimos una zanja para que recoja el agua”, explicó la ama de casa.

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¿Choque con vehículo?

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GESLINE ANRANGO Es la segunda vez, en menos de un año, que el agua y el barro ingresan a la casa de Ana Patricia Rodríguez (izq.). Construida sobre una ladera, la vivienda recibe el material de un cafetal colindante.
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