La Nacion (Costa Rica)

¿En manos de quiénes está el país?

- Guiselly Mora jaimedar@gmail.com

CPERIODIST­A osta Rica es un país tomado no solo por los sindicatos. Sumen: si una comunidad se organiza, impide la construcci­ón de una carretera vital porque los peajes les parecen “demasiado altos”. Luego, los diputados aprobaron una exoneració­n del pago de impuestos al fideicomis­o de la nueva vía San José-San Ramón, pero ni con ese beneficio se evita que los conductore­s paguen menos de ¢3.930 (ida y vuelta) por transitar los 60 kilómetros. Es decir, quedó demostrado que el costo del peaje calculado por OAS no estaba lejos de la realidad. Por cancelar el contrato con OAS pagamos $35 millones en indemnizac­ión. OAS se fue feliz y el fideicomis­o del BCR paga ¢35 millones en salarios mensualmen­te a 24 funcionari­os que integran las unidades ejecutoras. ¡Cinco años sin carretera!

Si se saca a concurso una carretera y el empresario que pierde la licitación no está de acuerdo con el resultado, presenta un recurso, y así pasarán años antes de que la obra se ejecute. Precisamen­te ayer, publicamos en La Nación que los incumplimi­entos y las deudas del Grupo Orosi, a cargo de la vía a Monteverde, obligó al Conavi a dejar sin efecto el contrato. Pero para que la cancelació­n se haga efectiva, debe darse un “proceso de resolución”; en otras palabras: la empresa debe defenderse, incluso ir a la vía judicial para diseñar un nuevo cartel de licitación. Ad calendas graecas!

Si a los ecologista­s no les parece la extracción de oro de Crucitas, se organizan y el gobierno pone punto final al proyecto. De ese modo, la montaña quedó a disposició­n de los coligaller­os, quienes contaminar­on las aguas, destruyero­n el bosque, y los ambientali­stas no aparecen por ningún lado. Industrias Infinito pide una compensaci­ón de unos $321 millones.

Si a los sindicatos no les parece cómo pretende el Estado resolver el problema de las finanzas públicas, paralizan el país.

Empresario­s organizado­s en cooperativ­as de arroz, azúcar y carnes (bajo el eufemismo de “agricultor­es y campesinos”) mantienen el precio más alto porque el gobierno les alcahuetea para que no haya competenci­a y los costos no bajen; los autobusero­s imponen las tarifas a la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos. Dichos transporti­stas viven como millonario­s y se quejan de que ga- nan poco.

Son muchos grupos los que paralizan el país y lo han llevado a la quiebra al impedir la competenci­a, la reactivaci­ón económica y la construcci­ón de infraestru­ctura necesaria.

Los dos gobiernos del PAC no han incentivad­o la inversión extranjera, no se crean nuevos empleos y, como escribió nuestro forista, el físico Hugo Solís Sánchez, no se buscan nuevos árboles para cosechar naranjas que den nuevo jugo. Siguen exprimiend­o las mismas naranjas: a las mismas empresas privadas, que ya no dan abasto con las tarifas eléctricas, el precio de los combustibl­es, las altas cargas sociales, los altos impuestos, los miles de trámites, etc.

La concesión de obra pública está satanizada, pero es gracias a esta figura que tenemos aeropuerto, carretera 27 con todo y sus defectos, pero funcional, etc. ¿Qué más tendríamos si utilizáram­os las alianzas públicopri­vadas en todo aquello para lo cual no contamos con fondos públicos?

Ahora se suma el Poder Judicial como piedra en el zapato de la democracia. ¡Mala cosa! ¿En manos de quiénes está el país?

La Piaf constantem­ente lo animaba para que cantara sus composicio­nes y que compartier­a el escenario con ella. Uno de esos conciertos desembocó ulteriorme­nte en una presentaci­ón como solista en Nueva York al que se unió la famosa actriz Liza Minnelli.

La vocación del joven cantante lo llevó al cine, en produccion­es de célebres cineastas de la época como Truffaut. De igual manera, algunas de sus composicio­nes pasaron a formar parte de filmes de fama. En todo caso, fue al despegar sus giras que en breves años lo llevaron por todo el mundo. Latinoamér­ica, Estados Unidos, Europa, Israel y otros destinos asiáticos devinieron en escenarios de este subyugante cantautor. Su fama se extendió fuera de Francia y, en 1999, a raíz de amplias encuestas de CNN y la revista Time fue declarado artista del siglo. La boheme, For Me, Formidable, la emotiva balada La mama y más tarde Et pourtant signaron su trayectori­a.

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Nunca ocultó su gran amor por la tierra de sus padres, Armenia. En su beneficio, organizó recitales y manifestac­iones públicas en las grandes capitales de Occidente. También estableció la Fundación Aznavour y Armenia, después del terremoto que sacudió Armenia en 1988, en épocas soviéticas. Tiempo después, en 1993, Armenia lo designó embajador ante la Unesco y, en el 2009, embajador en Suiza.

Sin embargo, los numerosos honores que recibió en su vida no los consideró propios, sino homenajes a las causas humanitari­as por las que luchó. Sus 90 años los celebró con un concierto en Berlín. Su gran amor, sus canciones, se tradujeron en populares discos que sumaron 1.800.000. Un tributo de su público, de sus admiradore­s.

Empresario­s, sindicatos, sociedad civil y otros actores se han encargado de paralizar Costa Rica

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