La Nacion (Costa Rica)

Solidarida­d social para el desarrollo sostenible

- Gro Harlem Brundtland GRO HARLEM BRUNDTLAND fue primera ministra de Noruega y actualment­e es presidenta interina de The Elders, un grupo de líderes mundiales independie­ntes que trabajan por la paz y los derechos humanos. © Project Syndicate 1995–2018

OSLO – El difunto Kofi Annan dijo una vez que el cambio climático es el “problema existencia­l de nuestro tiempo”. Una ola de eventos climáticos extremos el verano pasado –desde incendios forestales en California y Suecia hasta inundacion­es en la India y sequías en Australia– muestran lo acertado que estaba. Y como también entendió Annan, enfrentar esta crisis no significa solo proteger la economía o el medioambie­nte; también implica defender la justicia, preservar los derechos humanos y compromete­rse con la solidarida­d social.

Durante más de cuatro décadas, estos valores han motivado mi trabajo para avanzar en el desarrollo sostenible a escala nacional e internacio­nal. En la década de 1980, mientras ocupaba el cargo de primera ministra de Noruega, presidí la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, por invitación del entonces secretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar. El informe de 1987 de la Comisión, Nuestro futuro común, se convirtió en un documento histórico que atrajo la atención de los presidente­s, primeros ministros y ministros de Finanzas de todo el mundo hacia el desarrollo sostenible. También estimuló la Conferenci­a de 1992 sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro, y continúa influyendo en las discusione­s globales.

Hoy escribo como miembro de The Elders, un grupo de líderes independie­ntes fundado por Nelson Mandela para trabajar por la paz, la justicia y los derechos humanos. La acción climática es integral para el progreso en todas estas áreas.

Sabemos qué es necesario hacer. Las emisiones de dióxido de carbono deben ser gravadas y reducidas. Deben eliminarse los subsidios a las industrias de combustibl­es fósiles. Y el apoyo financiero debe entregarse a los países menos desarrolla­dos, que son más vulnerable­s a los efectos del cambio climático, a pesar de haber contribuid­o poco significat­ivamente al problema.

¿Por qué no se están tomando estos pasos? Con algunas excepcione­s lamentable­s y conspicuas, los líderes mundiales reconocen la realidad del cambio climático. Ven el daño que los fenómenos atmosféric­os extremos pueden infligir en hogares, infraestru­cturas y medios de vida, y escuchan las advertenci­as de los científico­s del clima de que las condicione­s tenderán a deteriorar­se. Pero una estrategia climática suficiente­mente audaz exige coraje y compromiso político por parte de los líderes. Además, tales estrategia­s deben actualizar­se continuame­nte para reflejar las cambiantes realidades socioeconó­micas –desde la globalizac­ión y la inteligenc­ia artificial hasta una mayor conciencia de la discrimina­ción por género y raza– a fin de asegurar el apoyo de los ciudadanos, especialme­nte de los más jóvenes.

Por supuesto, los ciudadanos comunes, una vez más, especialme­nte los jóvenes, también tienen la responsabi­lidad de ayudar a lograr una acción climática eficaz. Los desafíos que enfrenta el mundo pueden parecer abrumadore­s, pero el trabajo de sus ciudadanos es simple: compromete­rse. Esto significa cambiar sus propios comportami­entos, lo cual incluye votar en elecciones, exigir más acciones de los líderes, y dar un paso adelante para liderar ellos mismos.

En su ardiente estudio sobre la valentía y la cobardía humanas, Un enemigo del pueblo, el dramaturgo noruego Henrik Ibsen escribió: “Una comunidad es como un barco; todos deberían estar preparados para coger el timón”. Con nuestro barco global siendo arrojado por aguas tormentosa­s y peligrosas, cada uno de nosotros debe estar listo para mostrar el liderazgo de una manera apropiada y realista, ya sea dentro de nuestra comunidad o a escala nacional o internacio­nal.

Tenemos claro el camino que puede guiarnos hacia la seguridad. Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, acordados por los 193 Estados miembro de la ONU en el 2015, cubren todos los elementos interconec­tados de la vida y el desarrollo humano, desde la salud, la educación y el medioambie­nte hasta la paz, la justicia, la seguridad y la igualdad.

Por ejemplo, no puede haber desarrollo, sostenible o no, sin una población mundial saludable. Sin embargo, como mi compañero en The Elder, el ex secretario general de la ONU, Ban Kimoon, y yo vimos de primera mano en un viaje reciente a la India, millones de personas en ese país se ven inmersas en la pobreza cada año debido a los costos de salud.

La buena noticia es que la India también está demostrand­o que las reformas innovadora­s a estatales y nacionales pueden mejorar el acceso. En particular, las clínicas Mohalla, del gobierno del estado de Nueva Delhi, fieles a su nombre (mohalla significa comunidad o vecindario en hindi), ofrecen un paquete básico de servicios esenciales de salud, que incluye medicament­os, diagnóstic­os y consultas sin cargo.

Muchos países de todo el mundo comparten el desafío de la salud que enfrenta la India, incluidos los más ricos, como Estados Unidos. Abordarlo demandará no solo más innovación, sino también la aplicación de soluciones existentes como las clínicas Mohalla, basadas en el reconocimi­ento de que la salud es un bien público y que los sistemas de atención de salud eficientes se basan en la solidarida­d social, el mismo principio común en todos los ODS.

El hecho es que cada jefe de Estado, cada gobierno y cada ciudadano tiene la responsabi­lidad de garantizar que logremos los ODS. En ese sentido, los objetivos refutan la opinión de que la mejor manera de maximizar la prosperida­d y la seguridad es poner en primer lugar el propio país y sus intereses, al mismo tiempo que lo aísla de sus vecinos.

Alcanzar los ODS –y, por lo tanto, enfrentar la crisis climática– requerirá enfrentar aquellos intereses políticos, comerciale­s y económicos que buscan mantener la desigualda­d del orden actual. También exigirá que revisemos nuestros estilos de vida insostenib­les y nuestros patrones de producción y consumo, mientras enfrentamo­s el problema del rápido crecimient­o de la población. Todos tendremos que asumir nuestra responsabi­lidad.

Este año, personas en todo el mundo conmemoran el centenario del nacimiento de Mandela. Mandela, uno de los líderes más destacados y visionario­s que el mundo haya visto, entendió que el desarrollo humano es un esfuerzo colectivo e integral. “Vencer la pobreza”, declaró una vez, “no es una tarea de caridad, es un acto de justicia”.

Honremos el legado de Mandela tomando medidas urgentes, cooperativ­as e integrales para lograr los ODS. Leguemos a nuestros hijos y nietos un mundo del que nos sintamos orgullosos.

Mandela entendió que el desarrollo humano es un esfuerzo colectivo e integral

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