Warner Rojas irá al reencuentro con el Everest
▶ Alpinista tico tratará de subir de nuevo a la cumbre más alta del mundo en el 2021
El alpinista costarricense Warner Rojas, quien en el 2012 se convirtió en el primero y hasta hoy único tico en conquistar la cima del monte Everest, intentará volver a la cumbre del mundo en el 2021.
El escalador de 45 años se ha propuesto conquistar la hermosa y traicionera montaña una vez más, esta vez acompañado de una mujer: la ultramaratonista Ligia Madrigal.
“Junto a Ligia subiré para celebrar el bicentenario de Costa Rica. No es un asunto político, es simplemente un acto simbólico, de amor a la patria”, anunció Rojas emocionado por el proyecto.
Por su parte, Madrigal, también de 45 años, quien ha destacado en las ultramaratones más importantes del planeta, toma este reto como una oportunidad para romper paradigmas deportivos y demostrar que las mujeres “sí pueden”.
“Un día, Warner, a quien conozco desde hace 20 años, me dijo que qué pensaba en hacerlo. Yo le dije que no le tenía miedo al Everest, pero sí respeto. Me dijo que si me gustaría intentarlo y yo respondí que me apuntaba. Me gusta tomar grandes retos”, afirmó Madrigal.
“Al principio, mi esposo no estaba muy convencido de la idea, pero Warner lo convenció diciéndole que no es tan peligroso, que todo depende del guía y la preparación que tengan los alpinistas”, agregó.
Primeras experiencias. Como entrenamiento para las ultramaratones, Madrigal ha hecho recurrentes travesías con Rojas. La atleta reveló que aunque Warner no corre, sí tiene un buen paso, lo cual sirve mucho en las carreras en las que participa.
“Antes de cada carrera hago unas tres rutas con él. Me ha enseñado varios trayectos en la montaña. Justamente porque me conoce, Warner piensa que tengo la condición y la actitud para asumir este reto”, añadió.
En el pasado, mujeres costarricenses han intentado alcanzar el punto más alto del Everest, montaña que tiene una altitud de 8.848 metros sobre el nivel del mar (msnm).
La alpinista Gineth Soto lo intentó en los años 2008 y 2011, pero desistió de la meta por problemas de salud y mal clima.
“Siempre me ha gustado, en general, abrir brecha en el deporte. He sido la primera mujer en correr las 100 millas en montaña y hace poco fui la primera en hacer las 200 millas”, contó.
Preparando el camino. Durante este año, a manera de preparación, Rojas ha estado subiendo montañas que sobrepasan los 8.000 metros de altura. Por ejemplo, estuvo en los Himalayas, intentando subir el monte Makalu (8.463 msnm), la quinta montaña más alta del mundo.
“Lo intenté, pero tuvimos que abortar la misión por mal clima”, confesó Rojas. Además, ha estado subiendo montañas en solitario, agregándole dificultad a su periplo como alpinista. “Lo hemos hecho en montañas de Suramérica y Europa. Esa es otra forma de hacer montañismo, de añadirle dificultad. Es más riesgoso”, dijo. “En una expedición normal, el guía te va marcando la ruta; en este caso no hay nada de eso. Sube el nivel. La idea es que las nuevas generaciones sepan que deben plantearse retos más complejos”, dijo el montañista. Por su parte, Madrigal dejará próximamente de competir en grandes carreras. Detendrá el paso a mediados del 2019 para dedicarse por completo a la meta de conquistar el Everest.
■ Altura en metros sobre el nivel del mar del punto más alto del Everest PERIODISTA
Tengo que admitirlo: aquel tipo tenía un cierto parecido al futbolista Cristiano Ronaldo. Tampoco era para tanto; apenas un cierto aire que él reforzaba con dos elementos: el mismo corte de pelo de la estrella portuguesa y una camiseta del Real Madrid con el número 7 y el apellido del ahora jugador de la Juventus de Italia.
La semana pasada viajamos en el mismo bus de la ruta El Carmen de Guadalupe-San José; él abordó ese vehículo tres paradas después de que yo lo hiciera.
En cuanto pagó el pasaje se detuvo en el pasillo (¿o pasarela?) con actitud de “véanme, aquí estoy; ¿verdad que me parezco?”. Luego dio un rápido vistazo en busca de un asiento y se decidió por uno que estaba libre justo a la par de una mujer bella y elegante de unos 45 años.
Aquella versión tica de CR7 no le quitó la mirada de encima a su vecina de viaje durante el trayecto, pero ella no le correspondió ni una sola vez; estaba concentrada en la lectura de un libro.
El tipo, a quien le calculé unos 30 años, carraspeaba, tosía, hablaba por teléfono en voz alta, leía y enviaba mensajes de WhatsApp, se tocaba el pelo y sonreía como galán de cine mientras observaba de manera insistente y obsesiva a quien lo ignoraba con absoluta, razonable y justa frialdad.
Fui testigo cercano, pues iba cómodamente sentado tres asientos atrás. “¡Qué hombre más necio!”, pensé en varios momentos del recorrido. “¿No se da cuenta de que al parecer a su vecina no le resulta irresistible, encantador, cautivador, seductor, todo un dandi?”, me pregunté.
Pensé también en situaciones similares e incómodas que a diario experimentan las mujeres por culpa de tipos enfermos o patanes que se creen con derecho a ‘tocarlas’ o ‘desnudarlas’ con miradas descaradas e invasivas.
Es decir, por personajes como el Ronaldo criollo, a quien la dama que viajaba a su lado lo abandonó para cederle su campo a una anciana. ¡Se desinfló el galán!
Para colmo de males no acató a darle su campo a la mujer que acababa de tener un gesto de cortesía y educación, lo cual sí hizo de inmediato un señor que iba sentado al otro lado del pasillo; un adulto que no se parecía a ningún futbolista de fama mundial, pero a quien no le ocurrió lo mismo que al CR7 tico: quedar fuera de juego, en clara posición antirreglamentaria.
Más vale ser caballeroso que tener un cierto aire a Cristiano Ronaldo.
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