LETRAS DE CAMBIO
El colón se ha devaluado 3,5 % en las últimas seis semanas. Después de tanto gritar que el lobo venía, ahora sí lo tenemos bien cerca.
Cuando se hace una revisión de los números de oferta y demanda de divisas de lo que se considera la parte real de la economía –exportaciones, importaciones e inversión extranjera–, el balance es positivo. Aunque el reciente aumento en el precio del petróleo ha reducido en algo ese balance, el cambio no es significativo. O sea, los movimientos del tipo de cambio recientes no se explican por ese lado.
Los episodios de mayor volatilidad del tipo de cambio en Costa Rica, durante los últimos diez años, se han originado por alteraciones en las preferencias de los ahorrantes e inversionistas en cuanto a si invertir en colones o en dólares, o si tener su dinero en Costa Rica o en el extranjero.
Así fue en el 2008, durante la gran crisis mundial, al igual que a inicios del 2014, coincidente con las elecciones presidenciales. En ambos casos, un cambio en las expectativas de la gente, en cuanto a lo que podía suceder con la economía costarricense, motivó que mucha gente se decantara por trasladar sus ahorros de colones a dólares y, en algunos casos, llevárselos a otro lugar más seguro que Costa Rica.
En mayo del 2017, la fuerte devaluación del colón, en pocos días, se explica por una reducción en el diferencial de las tasas de interés en colones, comparadas con las de dólares, a un nivel tal que ya no compensaba la devaluación esperada por la gente.
Algo muy parecido sucede ahora. Las tasas de interés ofrecidas en el mercado local por ahorrar en colones no compensan el riesgo que perciben los inversionistas por estar invirtiendo ni en el país ni en colones.
Las expectativas de lo que puede suceder, ante un panorama fiscal complicado, hace que los inversionistas se pongan muy nerviosos. Dada la incertidumbre, muchos prefieren tener sus inversiones en dólares, que es percibida como una moneda más fuerte y segura. Es lo que llaman “volar hacia la calidad”.
En tal situación, es poco lo que puede hacer el Banco Central. Podría suavizar los movimientos que considerara “violentos” interviniendo mediante la venta de reservas. En realidad, así lo ha hecho. Pero no puede detener la tendencia porque es propia de una situación harto conocida que es complicada y de una reacción de la gente que es natural: proteger sus ahorros. Es una cuestión de confianza.
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