Villalobos debe asumir su responsabilidad
Estoy de acuerdo con la mayoría de argumentos que expuso Rodolfo Villalobos para explicar por qué Costa Rica fracasó en el Mundial de Rusia. También tiene razón cuando dice que la Fedefútbol le brindó a la Sele todos los amistosos y la preparación idónea para competir.
Digo, la Sele enfrentó a Inglaterra y Bélgica previo a la cita. No hay mucho qué decir.
La razón por la que cualquier periodista hubiera preferido ver el informe completo en lugar de las “conclusiones” que ofreció la Federación, es justamente por lo que no se detalla allí. De los nueve argumentos que explican el fracaso, el 100% es culpa de los jugadores y el cuerpo técnico.
El jerarca pide autocrítica, pero en ningún lado explica en qué se equivocó él. Por el contrario, le resta valor a uno de los puntos en los que, con total evidencia, falló y con creces.
Me voy detener en este punto. Dice Villalobos que la Fedefútbol decidió contratar a un director deportivo luego de analizar el informe. Es decir, se dieron cuenta de que faltaba una persona que supervisara, coordinara y evaluara las decisiones del seleccionador.
Lo que dice el presidente se interpreta como que no hubo nadie en el anterior proceso que le pidiera explicaciones a Óscar Ramírez de por qué no renovó el equipo, por ejemplo.
O, básicamente, alguien que le cuestionara algunos de los nombres de la lista mundialista, en la que había jugadores sin ritmo o que apenas venían saliendo de una lesión y que, evidentemente, no llegarían a la Copa del Mundo en el 100%. Estos dos puntos que recién menciono, se colocaron dentro de los nueve argumentos que expuso Villalobos, pero según el mismo dirigente, el problema nació de la ausencia de un director deportivo que analizara todas estas aristas.
Curiosamente, quien debió contratar a ese director deportivo y verificar que todos estos puntos se cumplieran se llama Rodolfo Villalobos. Le corresponde como presidente. Es su función, junto a la del Comité Ejecutivo que lidera.
No lo hizo y, por el contrario, nunca lo vio necesario. Defendió a capa y espada y criticó a quienes se “atrevieron” a cuestionar a la Fedefútbol, en lugar de asesorarse y evaluar.
Ahora es más fácil criticar a los jugadores y al entrenador por todo, cuando muchos de los argumentos planteados como razones del fracaso se pudieron prevenir desde antes.
Tampoco se conocieron aspectos primordiales de la parte táctica, porque no se mencionaron en las conclusiones.
De vez en cuando es bueno decir “me equivoqué”.
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