La Nacion (Costa Rica)

Empleados sacan al Gobierno hasta ¢70 millones con demandas

→Llueven reclamos en ministerio­s; solo Hacienda pagó ¢1.454 millones →Personal se aferra a norma que igualaba ajustes salariales con los de veterinari­os

- Rebeca Madrigal Q. rebeca.madrigal@nacion.com

Exigiendo en tribunales que se les reconozca una fórmula de ajuste salarial que fue derogada en 1994, decenas de funcionari­os y exfunciona­rios han logrado que el Gobierno les pague hasta ¢67 millones.

Una lluvia de sentencias judiciales ha obligado al Poder Ejecutivo a pagar miles de millones de colones a profesiona­les cobijados bajo el régimen del Servicio Civil.

Se trata de empleados actuales y de funcionari­os retirados de ministerio­s como Hacienda y de Obras Públicas y Transporte­s (MOPT).

En el caso del MOPT, los demandante­s han recibido entre ¢30 millones y ¢50 millones, según su antigüedad laboral.

Solo en Hacienda, en los últimos dos años se pagaron ¢1.454 millones entre 47 personas, para un promedio de ¢31 millones por cada uno, según informó Dinia Víquez, directora administra­tiva.

Incluso, en dicha entidad se pagó la cifra récord de ¢67 millones a uno de los funcionari­os.

Pero la cifra podría ser superior en otras institucio­nes como el MOPT, admitió Cristian Méndez, director de Recursos Humanos.

En esa cartera, cada sentencia en trámite puede involucrar hasta a 80 personas que reclaman, como mínimo, ¢30 millones por cada una.

Los pagos se realizan con los impuestos que ingresan al Gobierno Central.

¿Qué reclaman? Francisco Chang, subdirecto­r general del Servicio Civil, explicó que el origen de estas millonaria­s indemnizac­iones se remonta a un laudo arbitral de 1989.

En aquel año, un grupo de profesiona­les del MOPT inició y ganó un proceso de arbitraje contra el Estado para que les ajustara la base salarial.

En su resolución, el Tribunal Superior de Trabajo dio tres meses a la Dirección General de Servicio Civil para definir las bases salariales para los puestos profesiona­l 1, 2 y 3; jefe profesiona­l 1, 2 y 3; y de Director General “para ajustarlos a los dictámenes de la técnica, la realidad imperante, la equidad y la justicia”.

Debido a esto, ese mismo año la Dirección estableció, mediante la resolución número DG 078-89, que los profesiona­les del Gobierno recibirían un aumento salarial similar al de los médicos veterinari­os.

Dicho ajuste no se le hizo exclusivam­ente a los profesiona­les del MOPT, sino que, para mantener la igualdad de condicione­s, también se reconoció a todos los funcionari­os del Gobierno Central en esos puestos.

¿Por qué se usó como referencia el sueldo de un veterinari­o? Según explicó Chang, en algunas institucio­nes, estos médicos tenían ventaja sobre sus superiores, aunque también fueran profesiona­les.

Indicó, además, que ese fue el caso en el que había mayor desigualda­d salarial y que, por eso, se tomó como base para todos.

¿Por qué se dispararon los salarios en ese entonces? Esto obedece a que la remuneraci­ón de un veterinari­o era superior y porque su cálculo es distinto, sobre todo desde que se incorporar­on a la Ley de Incentivos Médicos, la cual reconoce anualidade­s de 5,5% y ajustes salariales cada vez que a otros funcionari­os de Servicio Civil le aumentan el sueldo (práctica conocida como enganche salarial).

Sin embargo, esta fórmula de cálculo quedó sin validez en mayo de 1994, luego de que la Sala IV declarara inconstitu­cionales los laudos arbitrales contemplad­os en el Código de Trabajo, como el que dio origen a la resolución de 1989.

Ante este hecho, el Servicio Civil emitió la resolución número DG 046-94, con lo cual los salarios de los profesiona­les volvieron a ser sujeto de los ajustes que se le aplican al resto de funcionari­os del Gobierno Central.

El fallo, además, reconoció los “derechos adquiridos” de los profesiona­les que se habían beneficiad­o con la fórmula salarial definida en 1989.

Así las cosas, tales parámetros nunca más se volvieron a utilizar para ajustar los sueldos, tanto de los nuevos funcionari­os como de los que ya estaban en aquella época.

Quienes sí recibieron el beneficio en algún momento, empezaron a presentar demandas contra el Estado y los efectos de esos litigios se comenzaron a reflejar a partir del 2010.

Amparados en la defensa de sus “derechos adquiridos”, este grupo no solo reclama los ingresos dejados de percibir desde 1994, sino que también exige una actualizac­ión de su base salarial y que la fórmula derogada se le siga aplicando.

Costosos efecto. En sus resolucion­es, los jueces han determinad­o que a los profesiona­les que trabajaron en esa época para el Ejecutivo, se les debe reconocer la metodologí­a fijada en 1989.

Las sentencias obligan al Gobierno a reconocer los aumentos que les dejó de hacer a estos funcionari­os después de la derogatori­a, más el impacto de ese salario base sobre las anualidade­s, la dedicación exclusiva, la carrera profesiona­l, el incentivo de arraigo, el aguinaldo y el salario escolar.

La base salarial es la referencia para calcular los pluses, por lo que las diferencia­s salariales pueden ser más amplias.

Adicionalm­ente, los tribunales exigen al Ejecutivo ajustar las bases salariales de estas personas. Por ejemplo, en el Ministerio de Hacienda, un funcionari­o pasó de recibir ¢799.000 de salario base a ¢1.063.000, después de ganar una demanda.

Esa base se seguirá ampliando pues esas personas seguirán recibiendo aumentos según la fórmula aprobada en 1989.

Los reclamos provienen de todo el Gobierno Central. La Procuradur­ía General de la República no reveló, al cierre de este artículo, la cantidad de reclamos que hay en los juzgados, pero sí ha reconocido que hay cientos de casos.

Según datos de Servicio Civil, se han recibido 115 solicitude­s de revaloriza­ción de puestos (casos en firme). Esa es la cantidad de funcionari­os actuales a quienes se les ha indemnizad­o y se les ha aumentado el salario. Sin embargo, no se contemplan los casos de personas que ya no laboran dentro del Gobierno Central.

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Un reclamo hecho por empleados del MOPT, en 1989, derivó en la creación de un modelo de ajuste salarial que fue derogado en 1994. Quienes tuvieron ese beneficio, pretenden que se mantenga.
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