Médico de indígenas ngöbe trabaja por la zona sur
→ Impulsor de la adaptación de la atención en salud a la cultura indígena, es uno de los representantes estatales en la Junta de Desarrollo Regional de la Zona Sur (Judesur)
Tiene dos años de pensionado pero no deja de trabajar; menos si se trata de las poblaciones indígenas ngöbe, quienes protagonizan todos los años una dura travesía que los lleva desde La Comarca Ngäbe-Buglé, en Panamá, a recorrer todo el territorio costarricense en busca de trabajo y comida.
El médico Pablo Ortiz vive y respira por esos indígenas, los más pobres entre los pobres.
Su visión y compromiso con la Salud Pública lo llevaron al Área de Salud de Coto Brus, a liderar un modelo de clase mundial que adaptó la atención sanitaria a las características culturales de esa sufrida población.
Es este médico quien, después de pensarlo mucho, le dijo ‘sí’ al Poder Ejecutivo cuando le solicitó, en agosto pasado, que fuera uno de sus representantes en la Junta de Desarrollo Regional de la Zona Sur (Judesur).
No está acostumbrado a trabajar en política.
De hecho, Ortiz es un escéptico de la política tradicional, pues ha sido testigo en primera fila de lo que se ha dejado de hacer en nombre de los más desposeídos en una organización como Judesur.
Esta Junta ha sido fuertemente criticada en los últimos años. El Gobierno, incluso, ordenó su intervención al detectarse anomalías en la administración de los fondos que deberían invertirse en mejorar la calidad de vida de quienes viven en los cantones de Buenos Aires, Coto Brus, Corredores, Golfito y Osa.
Pero ahora Ortiz es uno de sus 11 miembros. Su nombre es garantía de trabajo y compromiso con los más vulnerables. Es un conocedor de la realidad de los cantones que ha recorrido, palmo a palmo, al cabo de muchos años.
Los resultados de bachillerato en los colegios de esta región y hasta de las justas deportivas –cuando participan– lo que demuestran, asegura, es que ahí “no hay buena educación, no hay deporte, pero todavía más grave: no hay recreación ni ninguna manifestación de cultura sólida”.
Así lo expone muy preocupado el médico, pues aunque está acostumbrado a tratar enfermedades físicas, también en su ejercicio profesional sabe que existen enfermedades sociales que minan la capacidad de cualquier población.
“Aquí hay un gran vacío de todo lo que gozan la mayor parte de los costarricenses del área metropolitana. También estamos entre los más pobres del país.
“En el IDH (índice de desarrollo humano) nuestros cantones tienen los últimos lugares. Todo esto es grave, porque entonces cómo se va a salir de la pobreza”, preguntó. años ha vivido este médico en San Vito, Coto Brus.
Muchos planes . Este cartaginés de origen tiene 30 años de vivir en lo que él llama “un paraíso” en San Vito, Coto Brus.
De hecho, su casa es un pequeño enclave sin paredes donde con solo extender la mano se toca el bosque que rodea la particular estructura.
Se puede tomar ahí una taza de café con el olor de la lluvia envolviendo cada rincón de la cocina, cuando en ese bosque se desploma un aguacero. Es en ese “paraíso” donde ya ha maquinado algunos de los planes que quiere impulsar desde su sillón en la Junta.
Son muchos para los próximos cuatro años de gestión, aunque él pensó que solo era uno y apenas empezando se dio cuenta de que su trabajo ahí se extenderá por más tiempo.
Es importante, dijo, empezar a ejecutar fondos que están ahí sin utilizar y que son necesarios para reactivar el potencial de toda esta región.
Si el doctor lo logra, como lo ha hecho a lo largo de tantos años en el área de salud, es probable que la enfermedad que padece Judesur y que se ha extendido a los cinco cantones que cobija esta junta, pueda tener finalmente un remedio.
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