¿Está la crítica fuera de juego en el fútbol?
PPERIODISTA lanteo la misma pregunta con otras palabras: ¿se encuentra en clara posición antirreglamentaria el locutor, comentarista, periodista, aficionado, fanático o cualquier persona que cuestione, repruebe o emita una opinión incómoda o desfavorable en contra de alguna actuación, decisión o criterio de los múltiples actores del mundo del fútbol?
¿Viola la regla 11, la del offside, quien contradiga, refute o impugne a un jugador, director técnico, asistente, entrenador de porteros, dirigente o árbitro? ¿Está prohibido poner en tela de duda lo que dicen los entrenadores? ¿Es objeto de tarjeta roja señalar los yerros de un delantero? ¿Va en contra del Fair Play desmentir al presidente de algún club?
¿Acaso las preguntas difíciles no tienen derecho a tocar el balón? ¿Tienen que inhibirse de saltar al terreno de juego los señalamientos que levantan roncha? ¿Debe la confrontación esconderse en el camerino y guardar silencio? ¿No pueden alinear en una conferencia de prensa las preguntas que hay que plantear una y otra vez hasta que reciban una respuesta seria en lugar de evasivas, enojos y berrinches?
Planteo estas interrogantes porque de vez en cuando, por no decir que en muchas ocasiones, tengo la impresión de que en el planeta fútbol no es bien recibido el espíritu crítico, pero sí reciben una cálida acogida el elogio, el aplauso, la adulación, el amiguismo y la alabanza.
Como que algunos personajes se creen intocables, por encima del bien y el mal, venerables, elegidos, inmunes, invulnerables, privilegiados, irrefutables, superiores, blindados, infalibles, inequívocos, irrebatibles, incuestionables, inmaculados.
No se les puede contradecir porque se resienten; pedir explicaciones, porque pierden la dulzura del carácter; discutir, porque se niegan a contestar; confrontar, porque ejercen el derecho al veto; insistir, porque lloran y patalean, ni interrogar a fondo, porque optan por enmudecer. En cambio, tratan bien a quienes los miman, consienten, complacen, no hacen preguntas difíciles, se tragan los cuestionamientos, publican bellezas sobre ellos y les son leales.
Flaco favor le hacen al desarrollo del fútbol costarricense quienes pretenden que la lisonja juegue siempre, pero que la crítica quede fuera de juego.
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