La Nacion (Costa Rica)

Los dólares y sus dolores

- Esteban Ramírez eramirez@nacion.com LOS QUE SUBEN

Con el precio dólar aplomado en el umbral de los ¢600, aprovechem­os la pausa de esta semana para recapitula­r lo que está pasando con los créditos privados en este moneda y algunos otros dolores cambiarios que ya se sienten o están por venir.

Tal y como se publicó esta semana en La Nación, el 97% de las 2.576.591 operacione­s crediticia­s privadas en moneda extranjera están en manos de personas y empresas que no ganan en dólares, por lo que los aumentos o reduccione­s en el precio de esta divisa tendrán un efecto directo en sus cuotas mensuales y en el saldo de su deuda.

Además, uno puede inferir que dentro de estas operacione­s en manos de no generadore­s de dólares existen cantidad de personas físicas, pues la deuda promedio, por línea de crédito, equivale a ¢2,2 millones, a diferencia de quienes sí reciben ingresos en esta divisa, donde la deuda promedio por cuenta es de ¢38 millones. Aunque soy el primero en desconfiar de los promedios, parece que el riesgo cambiario está muy atomizado.

Dicho esto, existen varias preocupaci­ones. La primera es que si bien una devaluació­n del colón del 5% o 10% para el próximo año no tendría por qué convertirs­e en un problema grave para el sistema financiero (se supone que las pruebas de estrés exigen probar escenarios de devaluació­n de hasta 30%), hay que revisar el grado de endeudamie­nto de cada familia.

Tal y como nos lo advirtió la Superinten­dencia General de Entidades Financiera­s, varias de las 2.576.591 operacione­s de financiami­ento en dólares en poder de quienes no ganan en esta moneda, pueden correspond­er a un mismo deudor.

También el tipo de crédito acarrea riesgos morales: un deudor atribulado es capaz de dejar de pagar una tarjeta de crédito, y quizás mantenerse al día en la cuota de su hipoteca para evitar perder su casa.

Otra arista es la sicología del deudor y la pérdida de capacidad de compra. Si bien los ajustes al alza en el dólar podrían golpear más a unos deudores no generadore­s que a otros, es un hecho que tocará a todos ellos, y más allá del peso financiero, está el de las expectativ­as pues estarán a merced de la pregunta: ¿hasta dónde llegará el dólar?

La mensualida­d del colegio, el Internet, el servicio de música y películas o la cuota del gimnasio, expresadas en dólares, conectan la devaluació­n con el bolsillo. Los aumentos en el precio en el dólar presionan, comprimen y comienzan a causar dolores en las empresas, las personas y el sector financiero, un factor que puede complicar la nueva visión de “flotación administra­da” del Banco Central. El valor del kilo de tomate descendió un 22% esta semana con respecto a la anterior, pues pasó de ¢900 a ¢700, de acuerdo con la lista de precios sugeridos del Consejo Nacional de Producción (CNP). También resalta la baja de un 13% en el kilo de sandía. Mientras, del lado de los aumentos, la unidad de chile dulce se incrementó un 55%, al pasar de ¢225 a ¢350. El kilo de papaya, en tanto, subió un 24% y el de camote un 15%, según el CNP.

■ SE MANTIENEN LOS QUE BAJAN

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