Príncipes
La reforma fiscal puso al descubierto a aquellos que se sienten príncipes. De verdad que se la creen.
Creen ser dignos de los mayores privilegios salariales por suponer que son los que más aportan en trabajo a Costa Rica. Su reinado lo declaran intocable al proclamarse independientes, autónomos, aunque en materia de dinero son dependientes, en cada cinco, de la recaudación de impuestos que hace el Poder Ejecutivo.
En nombre de su autogobierno, han gastado el dinero público sin mayor restricción, al punto de que no se imponen topes en pluses o montos de pensiones.
Unos cuantos –la cúpula de cada principado– aprueban el pago de sobresueldos a sus subalternos y, de paso, ellos también salen beneficiados con incentivos cuyo costo no para de crecer.
Ese autogobierno es una figura comodísima: “Papá Estado” está obligado a firmar el cheque, haya o no haya plata en caja, pero los príncipes no creen tener la obligación de gastarlo con mesura.
Por eso, la guerra principesca contra la reforma fiscal, porque al fin, llega una propuesta de ley que les aprieta la faja. De seguro, ningún costarricense quiere pagar más impuestos y cada uno tiene excusas válidas. No solo los príncipes.
Habrá quien diga que el 13% a Netflix atenta contra la libertad de ver películas; no faltará quien alegue que el tributo a los gimnasios contraviene su derecho a la salud; o que el impuesto del 1 % a la canasta básica vulnera su sana alimentación… Incluso, los periodistas podríamos sacarnos de la manga la excusa de que el paquete tributario quebranta la libertad de expresión, pues al tener menos ingresos por el pago de más impuestos, caeremos en las malas tentaciones… pretextos, con o sin sentido, habrá miles y los príncipes son expertos en evasivas para evadirse del plan fiscal.
El país llegó a esta reforma fiscal porque los reinados han promovido el gasto sin tope y ninguna cúpula ha intentado, siquiera, moderarlo al punto de que los incentivos, por ejemplo, los pagan sin medir resultados.
El déficit fiscal nos tiene ahogados; la desaceleración económica es mayor día a día, motivo para que los príncipes pongan los pies en la tierra junto con el pueblo.
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