Barrios del sur nutren a las ‘seles’
▶ Consultants tiene dos mundialistas infantiles y cuatro seleccionados
Cuando Edson Soto asentó su escuela de fútbol en los barrios del sur, lo atribuyó a condiciones tan fáciles de apreciar a plena vista, que a veces pasan inadvertidas: los niños mejenguean siempre y a cada rato, con un “cuero”, en la lluvia o bajo el sol más intenso.
También hay decenas de canchas multiuso, el típico planché de cemento que se llena en las tardes y permite pulir la técnica.
La mayoría de niños se forman en un ambiente complejo, en escuelas y colegios de difícil presente y con obstáculos constantes que los tientan a resbalar. El fútbol se transforma en un escape a los vicios y las malas compañías. Y también en una salida para crecer y creer. Para soñar.
Hoy, la Sele Sub-17 tiene a cuatro jóvenes de esta escuela de los barrios del sur: dos de Alajuelita, uno de Hatillo 8 y otro del María Aguilar. Hay otros cuatro futbolistas en la Selección Sub-15 y también dos mundialistas infantiles. El central Fernán Faerrón participó en la cita de India y luego saltó al balompié de Austria.
Edson Soto recuerda cómo Faerrón regresó a su escuela después de que en Saprissa le dijeron que no tenía condiciones para jugar como zaguero. Hoy es legionario.
El proyecto que comenzó hace 10 años, como la Academia de Fútbol METT (Método de Entrenamiento Técnico y Táctico), fue “rebautizado” hace seis como Consultants, a razón de una alianza con la empresa que hasta ese momento solo representaba jugadores.
Consultants se especializó en manejar futbolistas, pero sobre todo, en crear alianzas para colocar a sus prospectos en universidades de Estados Unidos.
Resultó un buen socio para Soto y su academia, pues el técnico necesitaba proyectar a sus valores más destacados.
La experiencia del entrenador de ceder a sus futbolistas a otros clubes no había sido buena. Por ejemplo, envió a Emanuel Coronado a Saprissa cuando tenía nueve años, pero lo echaron. Regresó a su academia y hoy es parte de la Sele Sub-17. Lo mismo le sucedió con el mundialista infantil Ronier Bustamante y con Faerrón.
Premisas. Soto se dio cuenta de que podía ofrecer una formación de calidad, basada en tres premisas fundamentales. La primera y básica es tomar a los jugadores desde una edad muy temprana (ocho años) para potenciar al máximo sus habilidades y limitar, hasta donde sea posible, las deficiencias técnicas.
También, crear un método pedagógico para que los jóvenes “aprendan a entrenar”, pues había prospectos talentosos, pero sin las herramientas para conocer desde lo más básico (ponerse bien las espinilleras), hasta cómo calentar y trabajar el desarrollo técnico y táctico.
Proyectó a sus equipos para que adquirieran roce internacional en torneos como la Copa Disney y Copa Chivas; esto les permite competir y compararse con otros jóvenes.
En esta escuela de fútbol, la mayoría de talentos son becados, pero también hay un alto porcentaje que paga mensualidad, pues hoy son cerca de 300 futbolistas.
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