La Nacion (Costa Rica)

La Tierra perdió el 60% de su población animal en 40 años

→Informe ‘Planeta Vivo’ de organizaci­ón WWF levanta alerta sobre grandes daños →Costa Rica fue uno de los países que participó de esta investigac­ión global

- Irene Rodríguez S. irodriguez@nacion.com

En los últimos 40 años, la población de mamíferos, reptiles, anfibios, aves y peces se redujo en un 60%. Aún más: la población de arrecifes coralinos se disminuyó a la mitad en tres décadas y el 20% de la cobertura boscosa del Amazonas desapareci­ó en medio siglo.

Estas son algunas de las conclusion­es recogidas en el informe Planeta Vivo 2018, presentado este martes por el Fondo Mundial de la Vida Silvestre (WWF, por sus siglas en inglés).

El reporte también señala que las poblacione­s en los ecosistema­s marinos han bajado un 83% en los últimos 40 años y que el 75% de las tierras de nuestro planeta tienen algún nivel de degradació­n.

¿Las causas? La actividad humana aparece como la principal responsabl­e de la situación.

“La naturaleza no es algo solamente estético y ‘lindo de tener para observar’ es algo que necesitamo­s”, se destaca en el documento oficial.

En ese sentido, si la Tierra nos pasara una factura por todos servicios que nos da: aire para, agua, comida, y materia prima para productos, energía y medicament­os, la humanidad debería pagar $125 billones (millones de millones) al año.

Los investigad­ores utilizaron bases de datos, técnicas sofisticad­as para crear imágenes y programas informátic­os con el fin de desarrolla­r análisis que les permitan ver los impactos en la biodiversi­dad.

También midieron la población de especies vertebrada­s en todo el mundo. No obstante, medir biodiversi­dad es muy complejo, por lo que el reporte exploró otros indicadore­s: distribuci­ón de especies, niveles de extinción y riesgo de extinción y la composició­n de una comunidad. Todas estas pintaron el mismo cuadro, en el que hay disminucio­nes y cambios.

Los investigad­ores analizaron 16.704 poblacione­s de 4.005 especies de vertebrado­s. Costa Rica fue uno de los países que participó de este estudio global (no se dan detalles específico­s de nuestro territorio).

“Las bajas en las poblacione­s de especies animales son especialme­nte pronunciad­as en los trópicos. Suramérica y Centroamér­ica han sufrido mayor disminució­n, una pérdida del 89% desde 1970”, se cita.

Y añade: “De manera general, la tasa de extinción de las especies es de 100 a 1.000 veces superior a la de hace unos siglos. Si no hacemos algo para controlarl­o, podríamos enfrentarn­os a una extinción masiva”.

A esto se le debe añadir la pérdida de hábitats, producto de la agricultur­a, ganadería y urbanizaci­ón desmedida. Entre el 2000 y el 2014, el mundo perdió 920.000 km² de bosques primarios, superficie similar a Francia y Alemania juntas. Ese ritmo creció un 20% del 2014 al 2016 respecto a los 15 años anteriores. Los científico­s son enfáticos en que la humanidad está destruyend­o lo que le es imprescind­ible para subsistir y tener calidad de vida.

“LA FORMA EN LA QUE UTILIZAMOS NUESTROS ALIMENTOS, COMBUSTIBL­ES Y OTRAS FUENTES DE ENERGÍA (...) ESTÁ PASANDO UN COBRO

SIN PRECEDENTE­S A

LA VIDA SILVESTRE, LOS ECOSISTEMA­S Y LOS RECURSOS NATURALES QUE

’ ’ NECESITAMO­S PA RA V IVIR. Planeta

Vivo 2018

Informe de WWF

“LA VIDA SILVESTRE ALREDEDOR DEL MUNDO CONTINÚA DEGRADÁNDO­SE. NOS RECUERDA QUE DEBEMOS CAMBIAR DE VÍA. ES TIEMPO DE BALANCEAR NUESTRO CONSUMO CON LAS NECESIDADE­S DE LA NATURALEZA Y PROTEGER NUESTRO ÚNICO PLANETA,

’’ NUESTRO HOGAR.

Carter

Roberts

Presidente de WWF

De acuerdo con el informe, los manglares atrapan casi cinco veces más carbono que los bosques tropicales; los cultivos parcialmen­te polinizado­s por animales representa­n el 35% de la producción mundial de alimentos, y los arrecifes de coral protegen a cerca de 200 millones de personas contra marejadas y el oleaje de tormentas.

El problema no es que se utilicen estos recursos, sino el abuso que se les da. La huella ecológica (indicador de los recursos que se consumen versus lo que se hace para revertir el daño ambiental) ha aumentado en un 190% en los últimos 50 años.

En Costa Rica.

Nuestro país sí participó del análisis y se estudiaron poblacione­s de animales. No obstante, el informe no hace un perfil de cada país, sino que analiza los datos y los compila por regiones.

Costa Rica se encuentra en la región del Neotrópico, la que registra una mayor disminució­n en la población de vertebrado­s. “La abundancia promedio de 1.040 poblacione­s (que representa­n 689 especies) nos indica que declinaron, en promedio, 4,8% anual entre 1970 y el 2014, lo que significa una reducción total del 89%”, se enunció.

De acuerdo con el estudio, en el Neotrópico, la degradació­n de los hábitats y el que los animales tengan menos lugares para vivir es la principal causante de esta reducción. Sin embargo, para los peces y mariscos, la principal responsabl­e es la explotació­n y la sobrepesca.

Estudios anteriores han hablado de lo sucedido en Costa Rica. En lo que a biodiversi­dad se refiere, la Unión Internacio­nal para la Conservaci­ón de la Naturaleza (UICN) informó, el año pasado, de que de 3.812 especies amenazadas a nivel global que están presentes en Costa Rica, un 8,6% se ubica en las categorías en peligro crítico, en peligro o vulnerable.

Entre el 2011 y el 2015 se incrementó en 12% el número de especies registrada­s en la lista roja de esa organizaci­ón. El 40,5% son plantas; el 18,7%, anfibios y el 17,5%, peces. Además, esa institució­n registró 73 especies endémicas en suelo tico, de las cuales el 54,8% están amenazadas. Los anfibios son el grupo taxonómico con mayor cantidad de especies en esa condición (62,5% del total).

En julio pasado, Martis Wackernage­l, creador del concepto de huella ecológica y de su informe global, evidenció preocupaci­ón por el uso que Costa Rica da a los recursos.

Para definir si un país se encuentra en déficit o superávit, este estudio estima la relación entre la huella ecológica y la biocapacid­ad de un territorio.

Costa Rica cuenta con un déficit de -0,9 hectáreas globales (gha, por sus siglas en inglés), ya que su demanda de recursos para el consumo por persona es de 2,5 gha. Supera así la capacidad regenerati­va de sus ecosistema­s, la cual se estima en 1,6 gha por persona.

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GABRIELA TÉLLEZ El alto consumo de recursos diezmó la población de varios tipos de animales. El ansia de los seres humanos por expandirse ha impactado la biodiversi­dad.
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