La Nacion (Costa Rica)

¿Qué hacer con el plástico?

- PROFESOR E INVESTIGAD­OR Keilor Rojas Jiménez

Debe reconocers­e que el plástico ha facilitado el desarrollo de la civilizaci­ón moderna. Su utilidad en actividade­s como salud, transporte y construcci­ón, así como en la industria textil y alimentari­a es evidente. Sin embargo, su uso desmedido causa daños irreparabl­es al planeta, principalm­ente a los ecosistema­s acuáticos.

Anualmente se producen 322 millones de toneladas de plástico, de las cuales, aproximada­mente, 8 millones terminan en los mares. El 80 % de la basura en los océanos es plástico. Se calcula que para el 2025 se habrán acumulado 155 millones de toneladas de plástico en los mares.

Existe una gigantesca isla de plástico en el Pacífico, entre Hawái y California, de 1,6 millones de kilómetros cuadrados. Hay otras similares formándose en varios sitios del planeta, por ejemplo, cerca de Roatán, Honduras. Estas islas llegaron para quedarse, en vista de lo que tarda el material en degradarse.

La abrasión y otros procesos físico-químicos hacen que los plásticos se desintegre­n en partículas más pequeñas, llamadas microplást­icos. Los microplást­icos contienen una serie de aditivos y otros materiales tóxicos propios del proceso de fabricació­n, pero también atraen y concentran otros contaminan­tes presentes en ambientes acuáticos.

Los microplást­icos se transporta­n fácilmente y han invadido, literalmen­te, todo el planeta. No existe un lugar, por más recóndito que sea, donde no se hayan encontrado.

Otros efectos.

Algunos grupos particular­es de microorgan­ismos colonizan los microplást­icos y forman estructura­s conocidas como biopelícul­as, cuya diversidad es diferente de la que puede hallarse en los ambientes naturales. Además, al estar en estrecho contacto, transfiere­n genes, como la resistenci­a a antibiótic­os, de unas especies a otras, con serias implicacio­nes para la ecología, la evolución y la salud pública.

Cientos de especies de moluscos, aves marinas y peces ingieren microplást­icos y los transfiere­n a través de las cadenas alimentari­as. Muchos organismos los confunden con comida porque algunos aditivos, o lo que crece sobre ellos, hacen que huelan igual. La ingestión de varios microplást­icos aumenta hasta en un 50 % la muerte de las tortugas.

Han sido detectados microplást­icos en un 83 % de aguas del tubo y en un 90 % de la sal comercial, muestreado­s en diferentes países. De 187.000 piezas recolectad­as alrededor del mundo, se encontró que poliestire­no y el PET de botellas son los plásticos más abundantes y que Coca Cola, Pepsi y Nestlé serían las empresas más contaminan­tes.

Estudios en humanos han cuantifica­do la presencia de 20 microplást­icos por cada 10 gramos de materia fecal. Por su tamaño, algunas de esas partículas podrían entrar al torrente sanguíneo, al sistema linfático y al hígado. Sin embargo, poco se sabe sobre los efectos en la salud ocasionado­s por la presencia física de partículas, la toxicidad de los compuestos, así como los cambios en la microbiota asociada.

Ya se están tomando medidas a escala internacio­nal. Recienteme­nte, el Parlamento Europeo decidió prohibir los plásticos desechable­s. En cambio, en el país este problema ha sido poco estudiado y no se toman medidas a pesar de que diariament­e se producen 564 toneladas y que gran parte se queda en el ambiente.

Medidas.

Por tanto, es urgente tomar medidas como las siguientes: en primera instancia, todos los ciudadanos somos responsabl­es de rechazar, reducir, reutilizar, reciclar, redistribu­ir y reclamar. Los gobiernos locales deben facilitar estas actividade­s.

Es fundamenta­l establecer el principio de responsabi­lidad ampliada de los productore­s de plástico en la legislació­n nacional. Es decir, que quien está lucrando a partir del problema también esté obligado a contribuir a la solución.

Asimismo, deben establecer­se nuevos lineamient­os para que la fabricació­n de los envases plásticos facilite su posterior reciclaje o compostaje. Deben prohibirse inmediatam­ente los de un solo uso, como pajillas y agitadores.

Debe establecer­se un canon temporal, pero costoso, por el uso de bolsas en supermerca­dos, incluyendo las oxodegrada­bles. A mediano plazo, también deberá prohibirse su uso. Los recursos permitiría­n financiar el desarrollo de tecnología­s y emprendimi­entos amigables con el ambiente.

Finalmente, debe cobrarse un canon permanente por el uso de botellas para bebidas, pero permitiend­o a los productore­s reducir el monto a pagar si recogen y reciclan el material. ■

Es hora de cobrar a quienes contaminan y prohibir envases que no sean reciclable­s

 ?? SHUTTERSTO­CK ??
SHUTTERSTO­CK

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica