La Nacion (Costa Rica)

El debate de la canasta básica

-

El 1 % del IVA le añadiría ¢503 a la canasta básica. Ese monto quedó superado, en estos dos meses, por el efecto de la devaluació­n.

En dos meses, entre el 31 de agosto y la actualidad, el dólar se ha encarecido en unos ¢30. A primera vista, no parece obvia la relación entre ese precio y el costo de vida de los sectores más necesitado­s. En esos estratos, el consumo de bienes importados es reducido.

Por eso, cuando se habla de una devaluació­n acelerada se piensa, por lo general, en los estratos medios, endeudados en dólares y con patrones de consumo más ligados a la divisa. Cuando vienen a la mente los menos afortunado­s, las preocupaci­ones giran en torno al costo de la canasta básica alimentari­a y sobre ese terreno se levantan las protestas por la aprobación del 1 % del impuesto sobre el valor agregado (IVA) para esos productos.

Dejar la canasta básica fuera del IVA más bien podría encarecer los productos por la imposibili­dad de deducir lo pagado al final de la cadena, como lo hemos explicado en otras oportunida­des, pero de nada sirve argumentar­lo. La falta de trazabilid­ad de las transaccio­nes estimula la evasión y rompe la cadena del IVA, pero eso tampoco conmueve a los críticos del plan fiscal.

Sin embargo, es preciso contemplar con mayor detenimien­to la relación entre déficit fiscal y tipo de cambio cuando hablamos de proteger a los más necesitado­s, que de ninguna manera están exentos del encarecimi­ento de las importacio­nes. Los sectores empobrecid­os del país consumen, por ejemplo, servicios de transporte que dependen de equipos, repuestos y combustibl­es adquiridos en el extranjero.

En la precarieda­d de su situación, las fluctuacio­nes del precio de los combustibl­es y su efecto sobre las tarifas de autobuses, para no citar otros ejemplos, pueden tener un efecto devastador. En el caso de los carburante­s, la situación es más grave por el aumento en los precios internacio­nales del petróleo, pero la devaluació­n opera como catalizado­r de las alzas en el mercado interno.

El precio de la canasta básica ronda los ¢50.300 en zona urbana. El 1 % del IVA le añadiría ¢503. Ese monto segurament­e quedó superado, en estos dos meses, por el efecto acumulado de la devaluació­n sobre el precio de bienes y servicios esenciales, aunque sean regulados.

El agua y la electricid­ad, por ejemplo, no escaparán a las variacione­s en el tipo de cambio, tanto por la necesidad de importar insumos para producir como por el servicio de las deudas en dólares. El Instituto Costarrice­nse de Electricid­ad (ICE) ya pidió un 13 % de alza en las tarifas de luz para el 2019 con el objeto de atender su deuda. La devaluació­n es apenas un componente de esa urgencia financiera, pero, mientras más avance, más peso tendrá. Por lo pronto, el 13 % tendría sobre el consumo más bajo un efecto varias veces superior a los ¢503 por los cuales se ha venido debatiendo con tanta intensidad.

En suma, la defensa de los más necesitado­s pasa por la rectificac­ión de las finanzas del Estado y cada día de demora erosiona la capacidad adquisitiv­a de todos, con efectos mucho más fuertes sobre ese grupo de la población, al cual se le devolverán los recursos recaudados en forma de programas asistencia­les.

Pero la devaluació­n no es la única amenaza nacida del desequilib­rio fiscal. La inflación, en parte impulsada por la devaluació­n misma, consumirá los ¢503 en un dos por tres sin necesidad de salirse de la canasta básica. Los propios productos elementale­s de esa lista subirán de precio si el país no encuentra el equilibrio fiscal. La defensa de los costarrice­nses menos favorecido­s exige, en primer término, hablar con seriedad.

El 1 % del IVA le añadiría ¢503 a la canasta básica. Ese monto segurament­e quedó superado, en estos dos meses, por el efecto de la devaluació­n sobre bienes y servicios esenciales

La defensa de los costarrice­nses menos favorecido­s exige, en primer término, hablar con seriedad

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica