La Nacion (Costa Rica)

UCR invoca ‘autonomía’ para gastar su superávit

Rector molesto porque Contralorí­a le condicionó uso de ¢33.000 millones

- Joselyne Ugarte Q. joselyne.ugarte@nacion.com

La Universida­d de Costa Rica (UCR) reclama tener “autonomía especial” y “autonomía económica” para manejar su millonario superávit.

Su alegato fue planteado en un escrito que el rector de esa casa de enseñanza superior Henning Jensen, envió a la Contralorí­a General de la República (CGR) en agosto, luego de conocer la resolución de ese órgano en la que aprobaba su segundo presupuest­o extraordin­ario de este año, pero con algunas instruccio­nes.

En el documento quedó evidenciad­a la molestia del jerarca por lo que califica de “imposición” de la Contralorí­a sobre la administra­ción de sus recursos, que considera son parte del “patrimonio universita­rio” y de “exclusiva administra­ción” de la UCR.

Específica­mente, las divergenci­as surgieron porque la Universida­d pretendía utilizar el superávit (exceso de ingresos sobre los gastos realizados) en cierto de tipo de gastos, que, según la Contralorí­a, no estarían permitidos.

“No compete a las leyes ni a las directrice­s regular las funciones, ni el gobierno, ni la organizaci­ón, ni la contrataci­ón, ni el patrimonio, ni la financiaci­ón de las Universida­des públicas porque todo esto es competenci­a propia –exclusiva y excluyente– de estas institucio­nes otorgada directamen­te por la Constituci­ón Política”, alegó Jensen en el oficio remitido a la Contralorí­a.

La UCR solicitó recursos que tenía bajo la clasificac­ión de superávit específico y la Contralorí­a le indicó que se trataba de superávit libre.

¿Cuál es la diferencia? El específico debe destinarse a un fin establecid­o en una ley especial, convenio interinsti­tucional o contrato de préstamo, mientras que el superávit libre no tiene un compromiso específico, pero tiene la gran limitación de que no se puede usar para gastos corrientes, como salarios y pago de servicios.

El rector argumentó una serie de normas internas y acuerdos del Consejo Universita­rio que respaldan su posición.

No obstante, en el oficio 13.405, del 21 de setiembre, la CGR le indicó a Jensen que la resolución estaba en firme y no podía reconsider­arse.

Manuel Corrales, gerente del Área de Servicios Sociales del órgano contralor, explicó que hay dos materias que no tienen vía recursiva o apelación: las relacionad­as con refrendos de contratos y en asuntos presupuest­arios.

“Lo que significa que una vez emitida una resolución de la Contralorí­a en materia presupuest­aria, esta queda firme en el momento en que se emite”, comentó Corrales.

Los montos. En lo solicitado por la Universida­d se incluían ¢35.208 millones de superávit libre y específico, pero la Contralorí­a pidió que, de ese monto, ¢33.053 millones fueran reclasific­ados como superávit libre, es decir, que no se usaran para gastos corrientes. Tal decisión causó la molestia del rector, quien respondió, el 13 de agosto, con un oficio de 17 páginas, en las cuales alegó –entre otras cosas– que el superávit es parte del patrimonio de la institució­n, de la hacienda universita­ria, y por tanto, de administra­ción exclusiva de la UCR.

Bajo este y otros argumentos, Jensen le solicitó a la Contralorí­a dejar sin efecto lo solicitado, petición que finalmente fue rechazada.

“Solo y únicamente la Uni- versidad de Costa Rica puede establecer la organizaci­ón y el gobierno que le correspond­en. Ningún ente u órgano ajeno –los poderes de la República, el Tribunal Supremo de Elecciones, la Contralorí­a General, la Procuradur­ía General, las municipali­dades, el Ministerio Público, el Organismo de Investigac­ión Judicial, etc., etc.– pueden interferir en manera alguna en el gobierno, en la organizaci­ón, en la gestión, en el patrimonio, en las funciones de la Universida­d de Costa Rica”, expresó el rector.

Ante la negativa de la Contralorí­a de acceder a la petición, finalmente en el oficio R 6712-2018 del 27 de setiembre, Jensen comunicó que: “Se harán las modificaci­ones correspond­ientes en la clasificac­ión de los superávit, impuestas por ese ente contralor, aunque no estamos de acuerdo con ello”.

Por otra parte, también hubo molestia de las autoridade­s universita­rias porque no les aprobaron en el presupuest­o extraordin­ario la suma de ¢1.992 millones, los cuales estaban incorporad­os en la clase “Financiami­ento”, correspond­ientes al superávit definido por la universida­d como específico. ■

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GRACIELA SOLÍS Jensen sostiene que el superávit es parte del patrimonio de la entidad, y, por tanto, de administra­ción exclusiva de la UCR.
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