La Nacion (Costa Rica)

Empresario rescata a hijo de dos años de secuestrad­ores

Persiguió 2 km a sospechoso­s y chocó su carro contra ellos

- Carlos Arguedas C. y Marvin Gamboa Redactor y correspons­al

Un empresario condujo dos kilómetros con sus ojos afectados por gas hasta lograr alcanzar y chocar el auto de una pareja que poco antes había secuestrad­o a su hijo de dos años y tres meses.

Los supuestos captores son una nicaragüen­se de apellido Oporta, de 22 años, y un francés apellidado Mirc, de 38, quienes quedaron a la orden de la Fiscalía de Crimen Organizado.

Según informes, el caso empezó a las 9 a. m. cuando los padres del menor salieron de su casa, ubicada cerca de la delegación de la Fuerza Pública en Pozos de Santa Ana, para llevarlo a un kínder privado a unos 800 metros de distancia.

La familia se desplazaba en un Land Rover Discovery. A unos 300 metros, al parecer, se detuvieron en un falso retén y cuando bajaron el vidrio para hablar con los supuestos policías, estos los rociaron con gas, abrieron la puerta y sacaron al pequeño, al que metieron en un vehículo Hyundai de color gris, al que subió la pareja.

El padre del niño, aún afectado por el gas, les dio persecució­n, mientras su esposa se bajó para pedir ayuda.

Unos 75 metros al este de la empresa Concentrad­os La Soya, a dos kilómetros del sitio del secuestro, el papá golpeó con su carro el de los secuestrad­ores para detenerlo. Eso fue en calle La Chispa, también llamada calle Gavilanes.

Debido al impacto, resultaron golpeados otros dos automóvile­s: uno blanco conducido por un hombre adulto mayor y un Toyota de color azul.

De inmediato, el padre del menor se bajó y lo sacó del vehículo. Luego, socorrista­s de la Cruz Roja lo trasladaro­n al Hospital Nacional de Niños, donde determinar­on que estaba bien y le dieron de alta.

Cuando los vecinos de calle La Chispa se dieron cuenta de que se trataba de un secuestro, intentaron agredir a la pareja, lo que obligó a oficiales de la Policía Municipal de Santa Ana a sacarlos del lugar y entregarlo­s a la Fuerza Pública.

Al parecer, dentro del vehículo de los sospechoso­s hallaron un arma de fuego. Asimismo, había lo que serían falsos uniformes policiales.

¿Quiénes son? Aunque el Organismo de Investigac­ión Judicial (OIJ) comunicó que no se referiría al tema para no entorpecer la investigac­ión, trascendie­ron algunas señas de los implicados.

En el caso de Oporta, tiene condición de residente. Es originaria del departamen­to de Boaco, en Nicaragua. Es soltera y se supone que vive en Quebradill­a de Cartago. No tiene movimiento­s migratorio­s este año.

Mirc, por su parte, es natal de Perpignan, al sur de Francia. No fue posible conocer qué condición migratoria tiene aquí, pero registra entradas y salidas de Costa Rica desde el 2008.

Este año tiene un ingreso el 8 de abril por el puesto fronterizo de Peñas Blancas. Luego, registra una salida a Estados Unidos, el 20 de junio, y regresó el 10 de julio procedente de España.

En La Gaceta del 11 de junio del 2011 consta su participac­ión en dos sociedades, que son dueñas de propiedade­s en Cabo Velas de Santa Cruz, Guanacaste.

Alerta vecinal. Israel Zeledón Umaña, un agricultor de 68 años, estaba sentado debajo de un árbol en calle Gavilanes cuando vio un carro rojo y otro más pequeño que “pasaron volando” frente a él.

Él fue uno de los testigos del rescate del niño aparenteme­nte secuestrad­o por la pareja.

Zeledón escuchó el estruendo a escasos 150 metros de su casa. Al llegar, se topó a uno de los conductore­s que gritaba: “Mi chiquito, mi chiquito”.

Para entonces, ninguno de los que había llegado a ayudar entendía lo ocurrido. Pasaron algunos minutos antes de que se supiera que los ocupantes de uno de los carros eran los supuestos secuestrad­ores del niño, cuyo padre les impidió darse a la fuga.

“Daba miedo ver cómo pasó esa gente. Yo dije: ‘Algo serio pasó’, al ver cómo llevaba el Land Rover al otro. Yo admiro a ese conductor, se la jugó al manejar con gas pimienta en los ojos y lo hizo para salvar al hijo que llevaban secuestrad­o”, expresó el agricultor aún sorprendid­o.

Con él coincidió Esteban Castro, otro testigo, que vio cuando el empresario, cuya identidad no ha trascendid­o, logró abrir la puerta retorcida del Hyundai para sacar a su hijo.

Según Castro, la confusión surgió porque la gente pensaba que los secuestrad­ores eran los padres del niño y que les habían golpeado el carro, pero les impresionó saber que más bien iban huyendo con el menor.

El vecino recordó que los dos sospechoso­s iban dentro del Hyundai vestidos de negro, “como uniformado­s”. Sin embargo, la mujer rápidament­e se quitó esa ropa y quedó con un vestido que llevaba debajo.

“Los dos iban vestidos de policía. El señor (padre del niño) todavía se estaba limpiando los ojos cuando llegué”, contó.

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FUENTE: FUERZA PÚBLICA, POLICÍA MUNICIPAL DE SANTA ANA Y VECINOS. C.F. INFOGRAFÍA / LA NACIÓN
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FOTO SUMINISTRA­DA POR MARVIN GAMBOA, CORRESPONS­AL Para evitar que secuestrar­an a su hijo, un padre siguió y luego chocó el carro en el cual viajaba la pareja que se había llevado al menor. Varias autoridade­s atendieron el caso.
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