Sentido de la vida personal
Se acerca el fin del año ¿ha tenido sentido cómo lo hemos vivido? Para el creyente, el estándar es haberlo vivido en santidad ¿Y el no creyente? Ensayemos una respuesta.
Primero, vivir la vida. No dejar que te la vivan ni que te entreguen un guion. Cultivar con madurez la autonomía. Cantar nuestra propia canción. Influir, hasta donde se pueda, en todo aquello en que se participe. Segundo, vivir la vida comprometido con algo que valga la pena; con algo trascendente, que esté más allá de cada uno de nosotros.
El profesional servicial, el servidor de la comunidad que vive su trabajo como una misión y no como una chamba, la madre abnegada, la pareja desarrollante, el ejecutivo cuya visión va más allá del resultado del próximo trimestre, el político que salió de su capullo y se convirtió en estadista, el habitante comprometido con el bien común, son ejemplos, de cómo se vive la vida por algo que valga la pena.
Tercero, procurar el propio desarrollo. No para ser el más desarrollado de la manzana sino para aumentar la capacidad de aportar a eso que vale la pena.
Cuarto, contribuir al desarrollo de los demás. No sabemos realmente qué requieren ni cuándo lo requieren, pero tenemos que estar disponibles por si requieren algo que podemos aportarles: información, aliento, apoyo, consejo y siempre y por encima de todo, afecto ¿Tendrán esto claro todos los padres, todas las parejas, todos los maestros, todos los jefes?
Clayton Christense, creador del concepto de innovación disruptiva, en un discurso a los graduados de Harvard, el cual luego convirtió en el libro How will you measure your life? recomienda formularse estas preguntas: ¿Cómo puedo estar seguro de que seré exitoso y feliz en mi carrera? ¿Cómo asegurar que mis relaciones con mi pareja y mi familia se conviertan en una fuente sostenible de felicidad? ¿Cómo puedo estar seguro de vivir una vida íntegra?
Tal vez la síntesis del sentido de la vida es dejar un legado, haber contribuido a mejorar a aquellos con quienes nos cruzamos en el camino.
Tiempos difíciles El principal indicador, el Índice Compuesto de Shanghái, perdió 30% de enero a mediados de octubre.