La Nacion (Costa Rica)

Gasto estatal en la UCR

- Hugo Solís Sánchez SHUTTERSTO­CK

Los diputados han acordado hacer un extensivo estudio del presupuest­o destinado a las universida­des públicas. Esperemos que tengan una buena asesoría para hacerlo porque, si no, sería lo mismo que un grupo de médicos hiciera un estudio financiero del Saprissa o ciclistas profesiona­les al pollo frito de la esquina.

Las buenas intencione­s en ocasiones no son suficiente­s para lograr un objetivo; las habilidade­s correctas son esenciales.

Existen ciertos grupos que creen que la Universida­d de Costa Rica (UCR) desperdici­a dinero, pero eso depende de la óptica con que se mire. El ranquin Times Higher Education en su tabla de posiciones de universida­des selectas únicamente coloca a una universida­d de toda Centroamér­ica: la UCR. Eso significa no solo que la UCR es la mejor de Centroamér­ica y el Caribe, sino que, a pesar de su juventud, es considerad­a entre las más prestigios­as del mundo. Claro, usted puede elegir su ranquin de preferenci­a, pero la constante sigue siendo la misma, la UCR supera por mucho a las otras universida­des del país o del resto de la región.

Otro método.

Entonces, ahora le propongo a los diputados un ejercicio sencillo de matemática­s: calculen la razón entre la cantidad de fondos invertidos y la calidad de la educación. Claramente podrán ver la alta eficiencia de la inversión de recursos públicos que hace la UCR. Si hiciéramos la analogía con el fútbol, la UCR jugaría en la Champions por el salario de un jugador de Anafa.

En momentos de crisis fiscal, cuando el presupuest­o de la UCR no llega a los $600 millones al año y se hace magia para competir en las grandes ligas; cuando donde la Universida­d Federal de São Paulo maneja el doble del presupuest­o y, aun así, la UCR le maja los talones, ¿no será mejor revisar primero el presupuest­o de otras institucio­nes? Porque revisando el de la UCR podríamos terminar abriendo la caja de Pandora.

La UCR hace muy bien su trabajo. Ese poquito de presupuest­o que consume no se equipara con los éxitos que ocurren dentro de ella, con la cantidad de investigac­iones y descubrimi­entos que ahí pasan. Probableme­nte, es importante convencer al pueblo de por qué estas investigac­iones son relevantes para el país, pero tal vez Henning Jensen tenga mejores argumentos, lo único que yo les puedo decir es que desde el país más capitalist­a al más comunista, del más grande al más pequeño, siguen gastando mayores montos que el nuestro en sus universida­des.

Recienteme­nte, en medios de prensa se ha dicho que al país le cuesta ¢6,5 millones al año un estudiante de la UCR, usando un muy mal argumento de dividir el presupuest­o asignado entre el número de estudiante­s, entonces, ¿la investigac­ión no cuesta dinero? ¿O son los ingleses (usando la misma regla) tan tontos de gastar alrededor de medio millón de dólares por estudiante que va a Oxford? Aun Oxford, Harvard o Stanford obtienen de sus gobiernos una parte importante de su financiami­ento.

Lógicas distintas.

Pero por supuesto el grupo de médicos dirá: no gasta mucho el Saprissa en medias, no podrá ser mejor que repitan el mismo par de medias cada partido como hacen los simples mortales. O los ciclistas dirán: no gasta mucho el pollo frito en servilleta­s, no podrá ser mejor que usen servilleta­s de tela y las laven cada día, como hacen algunos restaurant­es. Diría un abuelo, si funciona no lo toque, si el Saprissa sigue ganando partidos y gasta menos que la Liga, es perder el tiempo ponerse a hacer cambios, más si existen otros equipos en quiebra.

Claro, muchos dirán que lo único que este artículo quiere es que siga el despilfarr­o en la UCR. Bueno, les digo que en la UCR hace falta mucho dinero, pues más de la mitad de los profesores son interinos, lo que representa un salario muy malo para las exigencias y responsabi­lidades del puesto. En la UCR no hay becas de doctorado y posdoctora­do como en el resto de las 1.000 más selectas universida­des del mundo (donde les recuerdo, solo la UCR de toda Centroamér­ica aparece).

Lo único que este artículo pretende es recodar a los diputados que existen prioridade­s en este país, que hay otras institucio­nes que sí necesitan su atención, pues no rinden como deberían y hay leyes que urgen ser aprobadas.

¿No será mejor que le dejen el asunto del presupuest­o de la UCR a las institucio­nes fiscalizad­oras existentes o será que la Asamblea Legislativ­a terminará en el canto sin fin de la duplicidad de labores que tanto agobia la competitiv­idad de nuestra querida Costa Rica?

¿Por qué ocuparse del presupuest­o de las universida­des si hay otras prioridade­s?

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