Leo nunca tuvo ínfulas y esperó su hora
Verse fuera de los colectivos en los entrenamientos por decisión técnica, fue difícil de asimilar para el veterano defensor Leonardo González, quien debía darles su campo a los jugadores más jóvenes y quedarse practicando al margen.
Sin embargo, la persistencia, la paciencia y el buen rendimiento del lateral izquierdo, quien el 21 de noviembre cumplirá 38 años, le abrieron las puertas para jugar los partidos más importantes del Herediano en la campaña, al adueñarse de la banda izquierda en la final de la Liga Concacaf ante el Motagua y en los duelos frente a Alajuelense, San Carlos y Limón.
Leo le respondió a la hora buena al técnico Jafet Soto, dándole solidez, marca y juego aéreo por su zona, cuando más lo requería el equipo y no solo alzó el cetro internacional que tanto anhelaba el club, sino que también fue clave para la clasificación del Team a las semifinales, donde ahora enfrentará al Saprissa.
“Había demasiada gente, somos 28 jugadores, por lo que fue duro estar fuera del colectivo por decisión de los técnicos (Jaime) de la Pava y Paulo (Wanchope), pero con la experiencia que uno tiene, debe ser ejemplo. Si el cuerpo técnico decidió que había que darles oportunidad a los jóvenes, yo debía ser ejemplo, trabajar extra, venir con buena cara y disfrutar cada día independientemente de si juego o no”, expresó González.
Con la madurez que dan los años, Leo sabía que debía ser paciente y esperar su oportunidad. Lejos de armar polémicas y pedir derecho de piso, el mundialista de Alemania 2006, continuó entrenando con normalidad, confiado en que la opción de jugar llegaría.
“La Directiva me indicó que este era muy probablemente mi último torneo, pero ya es decisión de ellos. Yo, lo que hago, es disfrutar el día a día, pase lo que pase. Gracias a Dios, pude terminar esta fase jugando, por lo que independientemente de lo que suceda, ellos son los que deciden”, expresó el lateral izquierdo.
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