Las puertas se instalan a martillazos en Porsche
STUTTGART, ALEMANIA. - Porsche es uno de los fabricantes de carros de lujo más tradicionales en la industria automotriz alemana. Sin embargo, también es de los primeros en abrazar la automatización.
Aún así, la abundancia de personas es abrumadora a lo largo de sus líneas de montaje, mientras fabrican carros.
En las líneas de producción, brazos robóticos alzan puertas y parabrisas, que los operarios toman y luego colocan en la carrocería de los vehículos.
Ninguna etapa de montaje supera los cuatro minutos gracias a un ritmo de trabajo frenético y, en apariencia, caótico si se considera la cantidad de máquinas y personas involucradas. Y, sin embargo, todo está calculado y funciona. De otro modo, Porsche sería incapaz de construir un vehículo completo en cuatro días.
Al año, esta firma crea 250 unidades; un repunte del 78% de productividad respecto a los 140 anuales que fabricaba hace cuatro años, explicó Lukas Kunze, vocero del fabricante en Stuttgart.
Kunze se apresura a aclarar que esa automatización llega hasta cierto punto. La colocación de las puertas lo ilustra.
A lo largo de esa línea de montaje, trabajadores con martillos especiales golpean partes específicas en la carrocería donde van las puertas.
Esta tarea, explicó Kuze, es necesaria por estrictas normas de calidad, que dictan una distancia específica entre el borde de cada puerta abierta y el cuerpo del vehículo.
“Alguien pensará que estamos locos por usar martillos en un vehículo deportivo de lujo, pero es la realidad. Incluso, las puertas se desmontan y montan, una y otra vez, hasta dar con el punto exacto. Nuestra gente se queda minutos o casi media hora con el martillo, hasta lograrlo”, agregó.
Alega que los robots son eficientes en ciertos puntos, pero que jamás igualarán a los ojos de una persona, a su capacidad de análisis o a su creatividad para pensar soluciones.
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