La Nacion (Costa Rica)

Plan pretende elevar protección a las víctimas de violencia

- Marco Marín marco.marin@nacion.com JOSÉ CORDERO

En lo que va del año, se han confirmado 24 feminicidi­os, no menos que en el 2017. Ante la gravedad de la estadístic­a, las autoridade­s buscan nuevas soluciones para intentar frenar la violencia de género.

Una de estas propuestas es la reforma a la Ley contra la Violencia Doméstica, que se tramita bajo el expediente legislativ­o 20.947. Esta plantea duplicar la duración de las medidas de protección para víctimas de este tipo de agresión.

La normativa actual establece que las medidas de protección “no podrán durar menos de un mes ni más de seis”. Con la reforma, se pretende que estas prevencion­es se mantengan por un año.

Entre estas medidas están la salida del agresor de la vivienda, cambio de domicilio de la víctima o la suspensión de la guarda-crianza y educación de los hijos, entre una larga lista de posibilida­des.

La iniciativa de ley también plantea cambiar los artículos que regulan el decomiso de armas de fuego y la cancelació­n de permisos de portación por parte de los agresores, pues en la actualidad los jueces pueden ordenar la devolución.

Así lo explicó el viceminist­ro de Seguridad Pública, Eduardo Solano, cuando compareció este miércoles ante la Comisión de la Mujer de la Asamblea Legislativ­a, la cual conoce el texto.

“Cuando atendemos un caso de violencia doméstica y hay un arma de fuego, una circular nos permite decomisar esa arma. Al existir un vacío normativo posterior a ese momento, los jueces nos obligan a devolver el arma a la persona agresora.

”Nosotros hacemos el esfuerzo de cancelar el permiso de portación; sin embargo, se le devolvía el arma. Lo que le decíamos al agresor: ‘Le devolvemos el arma, pero la tiene que tener en la casa’, que es el epicentro donde se dan las agresiones de violencia doméstica”, explicó Solano.

Según datos del Ministerio de Seguridad Pública (MSP), de los 24 casos confirmado­s de feminicidi­os en lo que va del año, cinco fueron con arma de fuego. Esto representa cuatro homicidios menos con este tipo de arma en comparació­n con el 2017.

El año pasado se reportaron 23 casos y, en nueve de ellos, la víctima fue asesinada con un arma de fuego.

En el seno del hogar. Durante la comparecen­cia también estuvo el ministro de Seguridad, Michael Soto, quien insistió en que una participac­ión ciudadana más fuerte, también es funda- mental para estos esfuerzos.

“Muchos de estos eventos ocurren en la intimidad de los hogares y allí es donde tenemos todos la responsabi­lidad, como costarrice­nses, de llamar al 9-1-1” , expresó Soto. Para el jerarca, es vital trabajar el tema de las masculinid­ades en la educación de la niñez.

“Queremos seguir creyendo que Costa Rica es un país pacífico; lamentable­mente, estamos viendo una cultura de violencia permeada por muchas circunstan­cias. En muchos casos, cuando (los agentes) hacen las entrevista­s preliminar­es, muchos testigos dicen: ‘Oímos gritos y que estaban discutiend­o, pero en eso no hay que meterse’. En- tonces es algo en lo que hay que reflexiona­r”, dijo el ministro.

El último caso de feminicidi­o con un arma de fuego sucedió este lunes en la tarde en una vivienda ubicada en Carrizales de San Pablo de León Cortés, San José.

Gerardita Agüero Fallas, de 53 años, fue asesinada de 11 impactos de bala por su excompañer­o sentimenta­l, un hombre de apellido Angulo, de 65 años. En el hecho, también murió la hija de mujer, de 13 años, por un balazo en la cabeza.

El sospechoso no tenía permiso de portación de armas de fuego, según confirmó la Dirección de Armamento del Ministerio de Seguridad Pública.

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El viceminist­ro de Seguridad, Eduardo Solano, compareció este miércoles ante la Comisión de la Mujer del Congreso.

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