La Nacion (Costa Rica)

La diplomacia es una profesión

- Jorge Umaña Vargas

Vivimos en una época en que la globalizac­ión acerca a los pueblos. La tecnología hace que el mundo poco a poco acorte sus distancias. Las fronteras geopolític­as, como las conocemos, quedan dibujadas únicamente en globos terráqueos en las escuelas, dando paso a dinámicas modernas que unifican los intereses de una parte mayoritari­a de la humanidad: medioambie­nte, lucha contra el narcotráfi­co, lucha contra la violencia de género, entre otras.

Las fronteras, ahora más que nunca, se han convertido en espacios vivos. Puertos, aeropuerto­s y límites terrestres son testigos del variopinto mundo lleno de colores, lenguas y costumbres que nos enriquecen. Todo ello es señal inequívoca de la necesidad de entender las dinámicas que se desarrolla­n entre todos los pobladores del orbe, a través de agrupacion­es, que pueden ser países, organismos interguber­namentales, no gubernamen­tales u otro actor del sistema internacio­nal.

Las interaccio­nes son, además, evidencias que dan pie a sostener que en pleno siglo XXI la diplomacia sigue siendo una profesión necesaria para convivir a partir de las reglas que la comunidad internacio­nal, durante muchos años, ha establecid­o para asegurar la paz entre todos.

Preparació­n.

El mundo moderno se encamina hacia la especializ­ación. Esa lógica la ha entendido la maestría en Diplomacia de la Universida­d de Costa Rica, y ha buscado preparar a sus alumnos en el más moderno manejo de técnicas, instrument­os y conocimien­tos que les permitan comprender y proponer soluciones a los retos diplomátic­os, sin perder de vista las realidades que deben sortear en su diaria labor los representa­s costarrice­nses en el extranjero.

En un mundo donde, como se señaló, la diplomacia profesiona­l se torna cada vez más significat­iva, y en el que la sociedad civil exige los más altos estándares de educación y preparació­n de sus representa­ntes en el exterior, esta maestría ayuda al país en la formación de esos profesiona­les.

Es importante entender que el objetivo cardinal del diplomátic­o se traduce, en pocas palabras, en servir a la gente, representa­r al Estado, defender sus intereses y estar disponible para ayudar en las circunstan­cias que se requiera, hasta en las más desfavorab­les que se piensen.

La diplomacia es una carrera hecha para aquellos que disfrutan de las constantes incomodida­des de ejercer su profesión, y para ello la maestría es un importante aliado en la preparació­n de estos profesiona­les que Costa Rica requiere. Los esfuerzos que ha hecho el país en este campo no son en vano.

La preparació­n profesiona­l para representa­r al país se ha vuelto vital

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