Carta al Niñito Dios
Aprovechando que se acerca la Nochebuena, le sugiero al Niñito Dios algunos obsequios especiales.
Para los educadores que fueron a huelga, un calendario con 500 días para que en el 2019 repongan el tiempo perdido en este curso lectivo.
Para los dirigentes sindicales, un lego con piezas en 4D para que armen una forma más constructiva de luchar por los derechos laborales.
Para la Corte Plena, una copia enmarcada del fallo de la Sala IV sobre el plan fiscal para que lo consulten cada vez que intereses gremialistas empañen sus criterios.
Para los jueces laborales, un manual de “hágalo en solo cinco pasos” para que no demoren eternidades resolviendo sobre la legalidad de las huelgas.
Para los diputados, un bloqueador factor 400 para protegerse de los intereses espurios que intentarán obstaculizar las reformas necesarias para el país.
Para el presidente, una regla de acero inoxidable para medir a sus colaboradores con los rigores éticos que exige su partido.
Para la canciller, Epsy Campbell, un aromatizante con fuerte olor a prudencia para ver si logra disipar las dudas generadas por sus viajes y nombramientos.
Para el ministro de Educación, el ancla del Titanic para soportar las fuertes presiones del magisterio para que no castigue a los educadores huelguistas.
Para el ministro de Obras Públicas, un chuzo inalámbrico para obligar a las constructoras y a la burocracia del MOPT a agilizar la edificación de carreteras.
Para Restauración Nacional, una visita a la Clínica de la Memoria para que recuerden las deudas contraídas con sus proveedores en campaña.
Para los pensionados de lujo, una sesión de “ubicatex” con los jubilados del Régimen No Contributivo para que sepan lo que es pasar congojas.
Para los evasores de impuestos, un chapuzón en la fuente de la vergüenza o un brazalete con la etiqueta “Yo amarro perros” para ver si les da “color”.
Para los costarricenses, un tamalito sazonado con mucha paz, trabajo, salud y sabiduría para enfrentar los afanes del próximo año.
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