Integración energética en riesgo
No tendremos integración política en Centroamérica en fecha previsible. Entre otras razones, el esquema político en cada país y prácticas afines la hacen imposible, al menos en las próximas décadas. Ergo, partiendo de la base de que países tan pequeños y similares en mucho, como los ocho del SICA, necesitan la economía de escala y que esta se hace con sus vecinos (la República Dominicana es un caso especial), la necesaria integración no tiene otro camino que afianzarse por la vía de emprendimientos que generen interdependencia en áreas de importancia para los países miembro.
La mayor parte de los emprendimientos que hoy se plantean en el marco de la integración, son, en realidad, procesos de cooperación. Hay integración cuando hay interdependencia; lamentablemente, los emprendimientos que la promueven no proliferan por desconfianza entre los países y al interior de ellos, por la fragmentación de las respectivas sociedades.
Ejemplos de proyectos integradores serían el ferrocarril centroamericano, la conformación de equipos negociadores comerciales regionales, la seguridad alimentaria desde la perspectiva regional, el ferri marítimo La Unión-Caldera, la red vial y el sistema portuario regionales, así como el campeonato de fútbol centroamericano tipo MLS, entre otros.
El naciente Mercado Eléctrico Regional (MER), integracionista, sin duda, y que empieza a despuntar, pero ya nos señala oportuna y acertadamente el Ente Operador Regional (EOR), comienza a sufrir los típicos traspiés presentes como dagas en nuestra historia integracionista.
El MER.
Sin ser experto en la materia, voy a esbozar una breve definición del subsistema de interconexión eléctrica centroamericana (desde la perspectiva del Sistema de la Integración Centroamericana, SICA), que es fundamentalmente el MER, conformado por la Comisión Regional de Interconexión Eléctrica, las administradoras del mercado mayorista en cada país, los operadores de sistema y mercado, el Sistema Eléctrico Regional y la Red de Transmisión Regional, todo esto integrado en el Sistema de Interconexión de los Países de la América Central.
El MER es una joya potencial de integración: un mercado regional eléctrico diseñado para aprovechar los excedentes de los países en ciertos tiempos para beneficio, mediante la red de interconexión, de los que pudieran estar en déficit de abastecimiento.
No ha sido fácil levantar el MER, que en los 90 empezó a diseñarse y no es hasta hace pocos años que opera. Su éxito y consolidación como herramienta para lograr la autosuficiencia regional electroenergética tiene mucho que ver con que los países tengan la disciplina para abastecer sus requerimientos de energía eléctrica de la propia membrecía del SICA; de que se cumplan los estándares de seguridad para evitar sobrecargas que hacen al sistema abortar, como sucedió no hace mucho tiempo cuando hubo un gran apagón porque cuando hay sobrecarga, el sistema se protege apagándose; de que los pagos sean puntuales y el sistema esté bien equipado.
Nicaragua y Guatemala.
La línea en Nicaragua no es la adecuada y eso hace que Costa Rica no pueda aprovechar todo su potencial de generación; quizás esa carencia, que no creo se supere rápidamente como se planeó, pesó para que el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) suspendiera la construcción del Diquís. Unos 600 megavatios que perfectamente pudieron insertarse al SER. Existe, asimismo, molestia en algunos sectores con Costa Rica porque la legislación limita la generación privada y eso obstaculiza la participación de otros operadores en el MER.
El 24 de octubre, en El Diario de Hoy, de El Salvador, apareció un comunicado, seguramente reproducido en toda Centroamérica, haciendo público que Guatemala está comprando energía eléctrica a México.
Lo peor es que, a pesar de los llamados de atención, lo ha seguido haciendo, poniendo en riesgo el MER. Eso no está bien y al igual que otros casos ya señalados, debe ser corregido. Sin duda, una oportunidad para que la Secretaría General del SICA sirva de facilitadora.
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Políticas de los países centroamericanos dan al traste con el sueño de hacer proyectos juntos