Realidad forzará a Bolsonaro a lidiar con otros actores
→ Asuntos como reformas a pensiones y privatizaciones encontrarán trabas
RÍO DE JANEIRO. AP - Una nueva era comienza en Brasil.
El ultraderechista Jair Bolsonaro, un excapitán del Ejército, de 63 años, se prepara para tomar las riendas de un país socavado por la corrupción, por la peor crisis económica de su historia y con preocupante aumento de la violencia.
Con un discurso incendiario que promete poner punto final a la corrupción y la criminalidad, Bolsonaro rompió la hegemonía del Partido de los Trabajadores (PT, izquierdista) que se había impuesto en las últimas cuatro elecciones presidenciales desde el 2002.
En pocos meses, el presidente electo convirtió al Partido Social Liberal -hasta su candidatura una ignota estructura con solo un diputado en Brasiliaen el mayor partido brasileño de derecha y la segunda fuerza en el Congreso.
Varias polémicas envuelven a Bolsonaro, un furioso antiizquierdista que se ha propuesto recuperar los “valores tradicionales” cuando asuma el 1.° de enero la Presidencia.
El exmilitar prometió a los brasileños gobernar de un modo drásticamente diferente: sin corrupción, sin privilegios y sin el repetido “toma lá, da cá” -la fórmula con la que se refiere al corriente intercambio de favores espurios en la política-.
Bolsonaro, quien anticipó que el Poder Ejecutivo abandonará la lógica de negociar votos en el Congreso a cambio de ministerios, cargos públicos y sobornos para los partidos, hasta ahora se ha mostrado firme en esa línea.
El ultraderechista concluyó las nominaciones de sus ministros sin haber tenido reuniones con cúpulas de otros partidos ni los jefes de las bancadas de diputados y senadores en Brasilia. los períodos consecutivos que gobernó el partido de izquierda PT
Desafíos. Pero ¿cuáles serán los desafíos y límites que tendrá al presidir la mayor nación de Latinoamérica?
“La realidad golpeará su puerta cuando tenga que negociar con otros actores y partidos políticos. No existe un modo distinto de gobernar este Brasil”, expresó Sergio Praça, politólogo de la Fundación Getulio Vargas en Río de Janeiro.
El PT continuará siendo la primera fuerza en el Congreso.
Bolsonaro deberá articular apoyos con otros bloques para aprobar la reforma previsional, fijada como prioridad por el equipo económico encabezado por el liberal Paulo Guedes para bajar el creciente déficit fiscal.
“Si no consigue aprobarla en el primer semestre será una pésima señal para los mercados y tendrá dificultades para gobernar”, agregó Praça.
Ya hubo algunas señales de que aprobar la reforma de las pensiones no será sencillo. El presidente electo anticipó que el proyecto puede ser “fragmentado” y presentado por partes para facilitar consensos. El primer paso sería aumentar dos años la edad mínima de jubilación.
Eduardo Bolsonaro, diputado e hijo del futuro gobernante, admitió recientemente que tal vez el gobierno no consiga los votos. “La idea de implementar un ajuste fiscal rápido, de shock y privatizar varios sectores de la economía puede dar circunstancias imprevistas por un posible aumento del desempleo y la desorganización de sectores. Si no sale de esa agenda, es posible que haya reacciones y una convulsión social”, opinó Paulo Calmon, coordinador del Grupo de Investigación sobre Instituciones y Políticas Públicas de la Universidad de Brasilia.
■ The Washington Post