La carroza de la discordia
La Universidad Autónoma de Centro América (UACA) decidió en diseñar una carroza, para el Festival de la Luz, que celebrara la vida.
Desde antes de la actividad, recibió un fuerte ataque en las redes sociales, acuerpado por algunos reconocidos promotores del aborto. Varias personas llegaron a cuestionar la forma o representación anatómica del bebé propuesto para la carroza, y adujeron que la imagen era la de un bebé por nacer (¿del tercer trimestre?).
Otros invocaron una desobediencia o desconocimiento de nuestro marco jurídico, al representar la protección de la vida desde la concepción, y algunos fueron aún más allá y expresaron que dicha imagen no tenía rigurosidad científica.
Por supuesto, este “atrevimiento” de la UACA, de celebrar la vida en todas sus etapas, fue tildado de fomentar el odio, esparcir la ignorancia, revivir la era de piedra y otras cosas más, pero…
Marco legal.
El artículo 2 del Código de la Niñez y la Adolescencia dice que se considerará niño o niña a toda persona desde su concepción hasta los doce años de edad cumplidos.
El artículo 12 declara: “Derecho a la vida. La persona menor de edad tiene el derecho a la vida desde el momento mismo de la concepción. El Estado deberá garantizarle y protegerle este derecho, con políticas económicas y sociales que aseguren condiciones dignas para la gestación, el nacimiento y el desarrollo integral. Parece, entonces, que nuestro marco jurídico sustenta la famosa carroza.
La ciencia.
Tanto la genética como la embriología son claras en definir el momento de la concepción, fertilización, fecundación, como el inicio de toda vida humana, vida que se desarrollara en un continuum hasta su muerte natural. Es decir, las diferencias que existen entre el cigoto, el blastocisto, el embrión de ocho semanas y el feto de 32 semanas, son su etapa de desarrollo y no su humanidad, determinada desde el mismo inicio de la vida.
Una carroza que desee defender la vida desde la concepción puede, científicamente hablando, representar cualquier etapa del desarrollo intra o extrauterino porque siempre estará representando el mismo ser humano.
¿Por qué una carroza que defienda la vida?
La respuesta la encontramos en la Estimación del Aborto Inducido en
Costa Rica 2007 hecho por la Asociación Demográfica Costarricense, con el apoyo de Planned Parenthood, donde se propone una cifra de abortos de 27.000 al año (es decir, 27.000 muertes de seres humanos intrauterinamente), recalco que se “propone”, pues nadie puede dar una cifra real de abortos clandestinos versus cero muertes maternas por abortos inducidos, según el mismo estudio.
Utilizando esas cifras tendríamos una tasa de 27.000 muertes gestacionales por cada cero muertes maternas. Llama la atención que para el periodo estudiado, la Caja Costarricense de Seguro Social reportó solo 9.000 abortos atendidos, por lo cual o la estimación es desproporcionada o las mujeres que recurren a abortos clandestinos no requirieron atención médica en los hospitales públicos.
Entonces, ¿no tendría más sentido que promoviéramos acompañamiento terapéutico para madres en situaciones de riesgo, mejores programas de medicina fetal, programas preventivos de deterioro cognitivo para nuestros adultos mayores, que enfrascarnos en eliminar los seres humanos en su tapa intrauterina?
Parece que, entonces, no se trata de discursos de odio, sino que la carroza simplemente expuso, basada en la ciencia, la ley, la realidad y, por qué no, sus valores.
La pregunta que queda es: ¿Cuándo una imagen de un nasciturus se convirtió en una expresión de odio, oda a la ignorancia, etc., tomando en cuenta que para nuestro sistema de salud es una obligación y una prioridad científicamente sustentada su atención?
La universidad expuso, basada en la ciencia, la ley, la realidad y, por qué no, sus valores