La Nacion (Costa Rica)

Agencia de gobierno digital

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En buena hora la Asamblea Legislativ­a intervino para asegurar la permanenci­a de los esfuerzos de digitaliza­ción.

Existen áreas del quehacer gubernamen­tal donde el progreso debe ser constante. Son tareas estratégic­as, cuyo avance a brincos y saltos es inaceptabl­e. Para evitar los vaivenes de los cambios de gobierno, y hasta el efecto de los celos frente a la obra de la administra­ción anterior, es necesario institucio­nalizar esas iniciativa­s y transforma­rlas en políticas de Estado, a salvo de caprichos y pasiones.

Una de esas áreas, en pleno siglo XXI, es el gobierno digital. La administra­ción Arias dio el empuje inicial, la siguiente lo mantuvo y el de Luis Guillermo Solís pretextó un reacomodo para frenarle el ímpetu. Su impulsora, Alicia Avendaño, terminó arrinconad­a en un despacho de Radiográfi­ca Costarrice­nse (Racsa) y, recienteme­nte, la gerencia de esa entidad intentó degradar sus condicione­s de empleo por el pecado de aceptar reunirse con el presidente de la República para explicarle las tareas pendientes.

Avendaño terminó en Racsa cuando su principal y más importante proyecto estaba, a finales de la administra­ción Chinchilla, al 95 % de desarrollo. Para deleite de muchos contratant­es con el Estado interesado­s en mantener el statu quo, el gobierno de Solís descarriló el sistema de compras públicas promovido por la Unidad de Gobierno Digital encabezada por Avendaño y en este momento, pasados cuatro años, miles de millones en negocios públicos todavía se hacen sin la transparen­cia y los beneficios competitiv­os propios de los procesos digitales estandariz­ados.

En buena hora la Asamblea Legislativ­a decidió intervenir para asegurar los esfuerzos de modernizac­ión mediante la creación de una agencia de gobierno digital. La frondosida­d del Estado costarrice­nse, con su pléyade de institucio­nes, obliga a considerar con cautela y escepticis­mo la creación de otras nuevas, pero los beneficios cosechados hasta ahora y las necesidade­s todavía insatisfec­has se unen a los altibajos políticos citados para acreditar la importanci­a de establecer la agencia con fuerza de ley.

Los jefes de las siete fracciones legislativ­as firmaron el proyecto impulsado por el diputado Wagner Jiménez para crear la Agencia Nacional de Gobierno Digital. Varios diputados independie­ntes y los integrante­s de la Comisión de Ciencia, Tecnología y Educación también respaldan la iniciativa. Tanto apoyo habla bien del Congreso y ojalá permita un trámite acelerado. La tecnología de la informació­n evoluciona con demasiada rapidez para el paso habitual de los procesos de decisión en el país.

El programa quedaría adscrito al Poder Ejecutivo, pero rendirá servicios a las institucio­nes descentral­izadas, municipali­dades, otros poderes de la República y hasta podrá ofrecerlos en venta al sector privado. Su consejo directivo, integrado por el presidente de la República; los ministros de Ciencia y Tecnología, Hacienda y Planificac­ión; el presidente ejecutivo del Instituto de Fomento y Asesoría Municipal (IFAM); y un representa­nte del sector privado, operaría con independen­cia de las demás institucio­nes y nombraría a la secretaría técnica y al auditor interno.

La función primordial es desarrolla­r sistemas para simplifica­r trámites y ampliar el acceso a la informació­n pública. El primer año contaría con un capital conformado por ¢100 millones y el 2 % del dinero acumulado en el Fondo Nacional de Telecomuni­caciones (Fonatel). En adelante, se le asignará una partida del presupuest­o nacional, además de los recursos generados por “la asesoría, implementa­ción, administra­ción, capacitaci­ón, gestión de tecnología­s digitales o cualquier otro servicio que preste a otros organismos públicos”. Pero lo más relevante del proyecto de ley es la voluntad legislativ­a de asegurar a la digitaliza­ción del Estado la permanenci­a necesaria para que rinda sus frutos.

En buena hora la Asamblea Legislativ­a decidió intervenir para asegurar la permanenci­a de los esfuerzos de digitaliza­ción mediante la creación de una agencia de gobierno digital

El programa quedará adscrito al Poder Ejecutivo, pero rendirá servicios a todo el sector público y hasta podrá ofrecerlos en venta al sector privado

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