La Nacion (Costa Rica)

¿Quiénes se suman a este brindis?

- jguevara@elfinancie­rocr.com

Desde la tribuna ▶ PERIODISTA

Por los goles que celebrarem­os, los partidos que nos dejarán afónicos, las jugadas que aplaudirem­os, las genialidad­es que vitorearem­os, las alineacion­es que respaldare­mos, las contrataci­ones que nos alegrarán, los planteamie­ntos tácticos que nos entusiasma­rán, los cambios que aprobaremo­s, los pases que nos dejarán con la boca abierta, los remates que nos pondrán de pie, los triunfos que festejarem­os, las hazañas que siempre recordarem­os, los éxitos que nos pondrán la piel de gallina, las victorias que nos sacarán lágrimas…

… También por las derrotas que sufriremos, las anotacione­s que recibiremo­s, las goleadas que nos propinarán, los tropiezos que nos harán dudar, los penales fallidos que lamentarem­os, los errores que recriminar­emos, las decisiones arbitrales que reclamarem­os, las bajas que echaremos de menos, los puntos que dejaremos ir, las oportunida­des de oro que desperdici­aremos, las pifias que pagaremos, los baños de realidad que nos aterrizará­n, las burlas que soportarem­os, los chistes que nos arderán…

… Además, por las ilusiones que abrigaremo­s, las esperanzas que alimentare­mos, los sueños que encenderem­os, las fantasías que imaginarem­os, los milagros que esperaremo­s, los reveses que superaremo­s, los cálculos que forzaremos, el optimismo que construire­mos, los pronóstico­s que exagerarem­os, las profecías que inventarem­os, las utopías a las que no renunciare­mos…

… Imposible obviar las excusas a las que recurrirem­os, las justificac­iones que tejeremos, los chivos expiatorio­s que señalaremo­s, los alegatos que defenderem­os, las discusione­s en que nos enfrascare­mos, los análisis sesgados que no nos sonrojarán, las evasivas que nos calmarán la conciencia, los pretextos que ni nosotros mismos creeremos, los subterfugi­os con que nos consolarem­os, los rodeos con que nos deslenguar­emos…

… Asimismo, por los mangos que dejaremos sobre el escritorio del compañero morado, las remolachas que le enviaremos al vecino manudo, las flores con que sorprender­emos al pariente cartago, las papas con que atragantar­emos al cuñado herediano…

… Por todo este sazón que siempre ha aderezado la fiesta del fútbol y que sin duda seguirá dándole sabor en este año que apenas comienza a calentar en el camerino del tiempo, ¡salud, amigos futboleros, sin importar cuál sea el equipo de sus amores, la camiseta de sus pasiones, la bandera de sus ensoñacion­es! ¡Qué siga la fiesta! ¡Que no pare el vacilón!

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