Trump empleó ticos ilegales para hacer campo de golf
‘The Washington Post’ revela que los obreros tenían documentos falsos
El periódico The Washington Post divulgó este viernes que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, utilizó una red de trabajadores costarricenses ilegales para construir un campo de golf en Nueva Jersey.
Lo hizo con pleno conocimiento del estatus migratorio de sus empleados.
“Muchos de nosotros le ayudamos a llegar adonde está hoy. Este campo de golf fue construido por ilegales”, asegura Darío Angulo, uno de los costarricenses entrevistados por ese diario estadounidense, vecino de Santa Teresa de Cajón, en Pérez Zeledón.
El medio asegura que conversó con 16 costarricenses (hombres y mujeres) y personas de otros países, quienes confirmaron haber laborado en el llamado Trump National Golf Club Bedminster, localizado en el condado del mismo nombre.
Todos afirmaron que trabajaron para Trump en condición ilegal y que sus empleadores sabían, señala el amplio reportaje.
Prueba. Entre los extrabajadores que aún residen en Nueva Jersey, asegura el diario, muchos aportaron boletas de pago canceladas por construir la obra. Incluso, llegaron a identificar a familiares y amigos ticos quienes también contribuyeron en el proyecto.
Algunos, detalla el reportaje, conservan fotografías de ellos en el propio club.
En esas labores participaron, además, personas de El Salvador, México y Guatemala, que también hablaron con The Washington Post.
La revelación del diario sobrevino apenas días luego de los llamados de Trump a detener el uso de mano de obra ilegal en Estados Unidos.
Un reciente despido de 18 trabajadores ilegales de al menos cinco propiedades de Trump, indica el periódico, afianza “la creciente evidencia de que el presidente se benefició durante años del trabajo de los trabajadores ilegales que ahora vilipendia”.
Uno de los costarricenses citados por el diario es Juan Carlos Zúñiga, quien dejó Santa Teresa, en Cajón de Pérez Zeledón, para hacer el viaje a EE. UU. en el 2002.
En la frontera entre Estados Unidos y México, aseguró haber escalado una cerca de tres metros para saltar al condado de Nogales, en Arizona. El tico compró sus primeros documentos falsos en Las Vegas, donde adoptó el nombre “Juan Lara”. Luego tomó un vuelo a Nueva Jersey. ‘Un castigo de trabajo’. Algunos de los primeros costarricenses contratados para construir el campo (Zúñiga, Darío Angulo y su vecino de Santa Teresa, Abel Mora, entre otros) aseguraron que era un castigo de trabajo.
Según sus relatos al periódico, trabajaban desde el amanecer hasta la tarde, hasta siete días a la semana, arrastrando y rastrillando montañas de tierra removidas con maquinaria pesada para luego transformarla en campos para hoyos de golf.
“Era rastrillo, un rastrillo, un rastrillo, todo el día”, aseguró Zuñiga.
Otras tareas eran sembrar, regar, segar, construir las trampas de arena y conducir excavadoras, miniexcavadoras y cargadoras. Todo para ganar alrededor de $10 por hora o menos.
Demanda de manos. A medida que el campo de golf tomó forma, se necesitaron más manos. Los jefes indicaron a Zuñiga y sus amigos que trajeran trabajadores. El pueblo de Santa Teresa respondió.
Una de las personas citadas en el periódico es Mariano Quesada, quien les alquiló un apartamento en la zona de Bound Brook a varios costarricenses más. Su esposa, Ángela, afirmó al Washington Post que se levantaba antes del amanecer para preparar desayunos y almuerzos para hasta 22 personas que entonces laboraban en el club de golf de Bedminster.
En poco tiempo, se lee en el texto, hasta 100 ticos estaban trabajando en esas obras, al punto que el primo de Zúñiga comenzó a cobrar a los trabajadores por los viajes a Bedminster.
“Para mí, mudarme a Estados Unidos no fue un cambio muy drástico”, comentó Mauricio Garro, de 36 años, quien trabajó en mantenimiento en el campo de golf durante cinco años, hasta que regresó a Santa Teresa de Cajón, en el 2010.