Robotización avanza a ritmo dispar en las empresas ticas
Grandes firmas se mueven con mayor rapidez; exportadoras tienen planes pilotos
La automatización o robotización de operaciones es una realidad en las empresas de Costa Rica, aunque avanza a ritmo dispar. Entre las compañías grandes, el proceso se mueve en etapas avanzadas, mientras que en la mayoría de las firmas locales es incipiente o se encuentra en un nivel intermedio.
Un estudio de los investigadores Ricardo Monge y John Hewitt, ambos de la Comisión Asesora de Alta Tecnología (Caatec), encontró que una buena cantidad de empresas de exportación de alimentos, tecnología de información y comunicación (TIC) y servicios offshore tienen planes pilotos o están en etapas intermedias en la automatización.
También existe un segmento de grandes firmas que está en una etapa avanzada.
Además, donde más avances se registran, es en empresas offshore y TIC, las cuales también brindan servicios y soluciones en este campo.
“Costa Rica ya está en proceso de automatización”, advirtió Monge.
La investigación fue realizada por encargo del Ministerio de Comercio Exterior (Comex), la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Fundación Crusa.
Hace dos años, un reporte de la firma McKinsey & Co. estimaba que la robotización podría afectar el 52% de las ocupaciones en el sector privado de Costa Rica. Pero, según Monge, la estructura del empleo hoy es distinta.
Actualmente, las empresas aplican sistemas de automatización robótica de procesos (ARP), que crean un robot informático, o de inteligencia artificial, que incluyen aplicaciones de aprendizaje automático.
La automatización viene acelerando, pues las empresas deben responder a mercados más exigentes en servicios digitales, para mantener la competitividad.
Un estudio global de ManpowerGroup indica que para el 2020, un tercio de los ingresos de las firmas vendrá de nuevos modelos comerciales creados por los cambios digitales. Además, las compañías obtendrían mayor rentabilidad y valor.
Según Manpower, nueve de cada 10 empresas en el ámbito global está planificando, probando e implementando iniciativas digitales, y 34% ya experimentan sus beneficios en el crecimiento del negocio.
De rutina. En Costa Rica, según Monge y Hewitt, la automatización comienza a implementarse a partir de tareas rutinarias y fáciles de estandarizar. En algunos casos, las compañías introdujeron actividades automatizadas, totalmente nuevas que antes no se realizaban.
Así las cosas, el mayor impacto negativo de estos procesos lo sentiría el personal en empleos de baja calificación, con tareas muy rutinarias y que no tienen las habilidades para asumir nuevas funciones sin una amplia capacitación.
En puestos de mediana o alta calificación, el impacto es menor, pues hay más facilidades para reentrenar y reubicar a los colaboradores en posiciones nuevas.
Con la automatización, se crean empleos que antes no existían y aumenta la demanda de talento con habilidades analíticas, así como para el desarrollo, la implementación y el mantenimiento de soluciones automatizadas.
De hecho, la mayoría de las compañías encuestadas por Monge y Hewitt indicaron que cuentan con programas de capacitación y redefinición de puestos. Solo en tres casos de firmas offshore se reportaron despidos de personal y fueron en tareas de nivel básico.
Empresas como Centro Oncológico Costarricense, Avantica, Equifax y Sykes confirmaron que con las tecnologías incorporadas han constatado diversos beneficios.
Los resultados en el ámbito operativo incluyen reducción en el tiempo de respuesta, aumento de la eficiencia y de los niveles de satisfacción, y reducción de errores y costos.
La automatización mejora la experiencia de los clientes y el acceso a los servicios, permite elevar la oferta y la confianza.
Al reubicar talento en actividades de más valor, las firmas alegan que se incrementa su compromiso.
El problema para las compañías proviene de la falta de financiamiento para proyectos de automatización, que no son baratos, especialmente para pequeñas y medianas empresas.
También faltan recursos humanos calificados para desarrollar soluciones de este tipo y para trabajar en entornos digitalizados, lo que obliga a actualizar los programas de formación técnica.
Monge llamó la atención sobre la necesidad de acelerar la definición de políticas y programas desde el Estado para aprovechar las oportunidades que se generan con los procesos de cambio digital a los que las empresas están cada vez más obligadas.