La Nacion (Costa Rica)

Zona rural muestra sus encantos al turismo

330 empresas ubicadas fuera de la GAM ofrecen al viajero experienci­as “para contar”

- Marvin Barquero S. mbarquero@nacion.com

Amanecer en la cálida Pacayitas de Turrialba o en el frío de Santa María o Copey de Dota; desayunar con una amplia y variada muestra de la gastronomí­a local y luego adentrarse en las fincas productiva­s o en las montañas para ver el amanecer, la naturaleza y la fauna del país.

Todo eso es posible a pocos kilómetros de la capital, San José, en un ambiente brindado por las familias de los pueblos rurales de Costa Rica. La organizaci­ón de las comunidade­s les ha permitido ofrecer redes de servicios para que extranjero­s y nacionales conozcan la cultura, la naturaleza, la gastronomí­a y la forma de vida de las regiones fuera de la Gran Área Metropolit­ana, mediante el turismo rural (TR) y el turismo rural comunitari­o (TRC).

También puede vivir una semana al borde del Parque Nacional Braulio Carrillo o hacerlo con una familia en Palmichal de Acosta, en las faldas de la montaña, y levantarse con el café, el aguadulce, el gallo pinto, las tortillas o las chorreadas típicas de Costa Rica. Además, puede escoger la naturaleza de Talamanca y vivir de cerca con los indígenas o quedarse en un albergue a poca distancia de la exuberante naturaleza de Corcovado, en la zona sur del país.

Se trata de un turismo vivencial, de una experienci­a para contar y, con ello, invitar a que otros vengan, según el Instituto Costarrice­nse de Turismo (ICT) y quienes impulsan los proyectos en las comunidade­s. Estadounid­enses, europeos y canadiense­s son quienes más se aventuran con esos sitios, aunque hay de otras muchas nacionalid­ades.

El ICT tenía registrada­s en sus bases 332 empresas con Declarator­ia Turística (DT) o Certificad­o de Sostenibil­idad Turística (CST), a noviembre pasado, las cuales prestan servicios de turismo rural. Empero, la entidad reconoce que en numerosas ocasiones las redes de turismo rural comunitari­o no llegan a inscribirs­e, por que es de suponer que son muchas más la comunidade­s con proyectos de esta índole.

El listado actual de empresas registrada­s ante el ICT incluye posadas de turismo rural y rural comunitari­o, actividade­s temáticas, gastronomí­a y agencias de viajes receptivas, explicó la institució­n en una respuesta por escrito.

Este sistema comunitari­o permite, adicionalm­ente, que las familias rurales obtengan nuevos ingresos, al vender alimentos, hospedaje, guía y otros servicios a los turistas.

Según el ICT, el turismo ru ral es realizado por empresas las cuales se inscriben como sociedades anónimas. El turis mo rural comunitari­o es rea lizado por cooperativ­as o aso ciaciones y se registran como tales.

Cruzando el bosque.

¿Le ape tece salir de una comunidad de Dota, transitar tres o más días por la reservas forestales Savegre y Los Santos y salir a otra comunidad de Aguirre Quepos, cerca de las playas de Pacífico central?

Casa Parra Adventures se encarga de ofrecerle esa re corrido o el tour para avistar quetzales, así como un reco rrido por Santa María de Dota para observar casas antiguas y conocer la historia de ese can tón, así como un tour a catara tas u otro para conocer acerca del café.

Daniela Parra, de esa em presa, dijo que particular­men te en el recorrido para cruzar e bosque, que se hace entre tres y nueve días, según se escoja se involucran varias comuni dades que reciben a los grupos y les prestan servicios: San Gerardo de Dota, Providenci­a

Copey, Santa María, San Isidro de Dota, Piedras Blancas y hasta Londres de Quepos. Las familias de estas comunidade­s dan hospedaje, alimentaci­ón y pequeños albergues, entre otros servicios, detalló Parra.

La ruta más larga recorre la cuenca alta, la cuenca media y la baja del río Savegre, calificado como el más limpio de Latinoamér­ica, y en su recorrido pasa por fincas, donde los propietari­os protegen el bosque. A estos dueños se les paga un peaje para transitar por sus terrenos, lo cual incentiva la protección, explicó Parra, cuyos abuelos fundaron la empresa hace 27 años.

La guía turística no ocultó su satisfacci­ón porque las familias en las poblacione­s por donde pasan los visitantes producen los huevos, los quesos, los vegetales, las hortalizas, y crían otros animales para atender la demanda. Unas 20 familias se integran plenamente a esta oferta de turismo rural comunitari­o.

El calor de Turrialba.

La crisis de los precios del azúcar llevó a la familia de Vianney Araya y Ligia Jiménez, guiados por su hijo Fabián, a adentrarse en el turismo rural, en Pacayitas de La Suiza, Turrialba. Eran malos tiempos para la zona, eminenteme­nte cañera, por lo cual abrieron un mariposari­o en la finca, que denominaro­n Vialig en honor a los padres. Poco a poco, se dieron cuenta de la atracción por la belleza escénica de la región.

En el 2012, contó Fabián, comenzaron a integrar a la comunidad. Unas 20 familias cumplieron con los requisitos y ahora hospedan a turistas extranjero­s (generalmen­te dos por núcleo) hasta durante nueve días y les dan alimentaci­ón y otros servicios, aparte del intercambi­o cultural.

Además, hay ocho fincas productora­s de la región que ofrecen los tours; mediante alianzas estratégic­as se brindan las experienci­as de café, caña de azúcar, lechería, mariposas, agua, naturaleza y otras más, narró el guía turístico.

Actualment­e, Finca Vialig forma parte de El Camino de Costa Rica, mediante el cual se ofrece un tour saliendo de barra del Parismina, en la desembocad­ura del río Pacuare, cruzando el país y llegando a la costa del Pacífico en el cantón de Quepos. Este recorrido dura cerca de 12 días e integra a numerosas familias en varias comunidade­s.

En Pacayitas, como en todos los pueblos, se cobran precios muy accesibles y se dan servicios excelentes, “aunque los hospedajes no son cinco estrellas”, comentó Araya. Por ejemplo, un almuerzo tiene un valor cercano a los ¢3.500, y un

tour, unos $20 para los extranjero­s, agregó.

Las familias, los guías, los transporti­stas y otros que se integran a prestar servicios, deben pasar por el cumplimien­to de las reglas y la capacitaci­ón para participar en las cadenas de turismo rural comunitari­o, coincidier­on Parra y Araya.

 ?? MAYELA LÓPEZ ?? Gillian Scruggs y Felix Dowsley aprenden con Rosario Hidalgo a chorrear café. Estos profesores de Carolina del Norte, Estados Unidos, visitaron la Finca Don Fausto, en Turrialba, para planear un viaje con sus estudiante­s en marzo próximo.
MAYELA LÓPEZ Gillian Scruggs y Felix Dowsley aprenden con Rosario Hidalgo a chorrear café. Estos profesores de Carolina del Norte, Estados Unidos, visitaron la Finca Don Fausto, en Turrialba, para planear un viaje con sus estudiante­s en marzo próximo.
 ?? MAYELA LÓPE ?? Finca Vialig, en Pacayitas de Turrialba, ofrece hospedaje en casas del pueblo y varios tipos de tour. Aquí, el dueño, Fabián Araya (de verde) y un grupo de turistas.
MAYELA LÓPE Finca Vialig, en Pacayitas de Turrialba, ofrece hospedaje en casas del pueblo y varios tipos de tour. Aquí, el dueño, Fabián Araya (de verde) y un grupo de turistas.
 ?? CORTESÍA CASA PARRA ?? Casa Parra Adventures, en Dota, realiza caminatas por senderos de la reserva forestal Los Santos, así como tours para avistar quetzales y conocer sobre el café, entre otros.
CORTESÍA CASA PARRA Casa Parra Adventures, en Dota, realiza caminatas por senderos de la reserva forestal Los Santos, así como tours para avistar quetzales y conocer sobre el café, entre otros.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica