La Nacion (Costa Rica)

Pericia y suerte evitaron tragedia

Caída de avioneta con dos tripulante­s en pastizal amortiguó golpe y evitó explosión

- Katherine Chaves R. y Hugo Solano C katherine.chaves@nacion.com

Piloto: “Esto es una emergencia. Se cae, se cae”.

Controlado­r aéreo: “¿Adónde está?”

Piloto: “Se cae. Estoy aquí, a la par de Torres de Valencia, se cae”.

Controlado­r: “¿Qué le pasó?”

Piloto: “Me caigo”. Controlado­r: “Controle velocidad (...). Torre para que coordine ahí para la emergencia”.

Esa fue la última comunicaci­ón que tuvo el piloto Eladio Salazar Barrionuev­o antes de que la avioneta que conducía se precipitar­a en el cañón del río Virilla, en Heredia. La aeronave tenía una falla mecánica y era inminente su caída.

Luego de desplomars­e, Salazar, de 33 años, volvió a comunicars­e para informar de su ubicación e indicar que tanto él como el copiloto, Miron Esteban Castro Marín, de 22 años, estaban golpeados, pero vivos. Ellos eran los únicos ocupantes.

La alerta se registró ayer a las 9:12 a. m. La aeronave quedó visible, pues cayó en un pastizal al norte del puente Alfredo González Flores, conocido como puente de la “platina”.

La aeronave, matrícula TIAOP, es una Piper PA-34-200T Séneca II, propiedad de la empresa Prestige Wings, según informó Guillermo Hoppe, director de Aviación Civil.

Según el jerarca, la avioneta despegó a las 8:58 a. m. del aeropuerto Tobías Bolaños, en Pavas, con todos los papeles en regla. Su plan de vuelo indicaba que aterrizarí­a en el aeródromo de Quepos, Puntarenas. Usualmente, ese vuelo tarda unos 15 minutos.

El plan era recoger a unos turistas en Quepos y llevarlos al aeropuerto internacio­nal Juan Santamaría, en Alajuela, y retornar a Pavas.

Sin embargo, a poco del despegue, se suscitó la emergencia. Se desconoce cuál fue la falla mecánica.

Prestige Wings tiene certificad­o para taxi aéreo y en su registro aparece con los seguros al día. El certificad­o de operación le fue otorgado en el 2016 y vence en el 2031.

La Dirección de Aviación Civil confirmó que la avioneta llevaba combustibl­e para tres horas y media de vuelo y tenía capacidad para cinco pasajeros. También se informó de que al 22 de noviembre pasado, el piloto había completado 1.000 horas de vuelo.

La Cruz Roja, Bomberos, el Servicio de Vigilancia Aérea, oficiales de la Fuerza Pública y personal de Aviación Civil, trabajaron en el sitio para ayudar a los ocupantes, quienes fueron rescatados y trasladado­s en helicópter­o, primero al Hospital México y luego al Hospital del Trauma, ambos en La Uruca.

Luis Guzmán, socorrista que participó en el rescate, indicó que al llegar al sitio, encontraro­n a los dos pacientes “consciente­s y orientados”. Tenían golpes, sobre todo en la cara.

“Por mecanismo de traumas, se trasladaro­n en condición delicada al Hospital México en helicópter­os”, mencionó.

Del Hospital México los llevaron luego al Hospital del Trauma, adonde ingresaron a eso de las 10:30 a. m.

A las 3 p. m., el médico Diego Hernández Calvo, de la Unidad de Valoración del Hospital del Trauma, confirmó que los pacientes se encontraba­n estables. Salazar fue sometido a una cirugía por fractura de tobillo derecho, mientras que Castro fue trasladado a un hospital privado para continuar la atención de sus golpes.

Los padres del copiloto, Edwin Castro y Niximia Marín, relataron que el muchacho tiene menos de un año de ex periencia en aviación.

Edwin Castro labora como jefe de Operacione­s de la Poli cía Metropolit­ana, del Minis terio de Seguridad Pública. A momento de la emergencia estaba en su trabajo y de in mediato se trasladó al sitio de accidente.

Cuando llegó, ya habían sa cado al piloto, pero pudo ayu dar a extraer a su hijo y viajó con él en helicópter­o hasta e centro médico.

El hombre se mostró agra decido porque el muchacho solo presentaba golpes en la pierna derecha y una cortada leve en la ceja derecha. Duran te el traslado siempre estuvo consciente y orientado, acotó.

Volaba bajo. Francisco Rodrí guez recién llegaba a su casa en la ciudadela Rositer Car ballo, en La Uruca, después de su jornada laboral nocturna cuando observó que una avio neta volaba “muy bajo, como buscando aterrizar”. Empero no le prestó mucha atención.

“Aquí suelen pasar super bajito, entonces intenté verlo normal. Yo sí pensé que si se guía así se iba a estrellar, pero

ALGUNA GENTE QUE LA VIO VOLAR BAJO ALERTÓ DE QUE, POR LA TRAYECTORI­A, CALCULABAN QUE IBA A CAER AL CAÑÓN Y POR ESO SE PUDO LLEGAR RÁPIDO POR DISTINTOS FLANCOS”. Ronny Latouche Jefe de Operacione­s Bomberos LO BUENO ES QUE, AUNQUE VENÍA MUY BAJITO, VENÍA MUY SUAVECITO. NO VENÍA RÁPIDO, PORQUE SI NO, LA HISTORIA SERÍA OTRA”. Francisco Rodríguez Testigo

jamás pensé que eso era lo que iba a pasar”, dijo Rodríguez, de 33 años, a este medio.

Él ingresó a la casa y fue en ese momento cuando escuchó un “bombazo”.

“Yo dije: ‘Se cayó esa cosa’. Salí corriendo a ver y había un montón de polvo y por allá se veía la avioneta. A nosotros nos separa el río (Virilla) del lugar donde se cayó, pero sonó durísimo, me impactó mucho”, mencionó.

“Lo bueno es que, aunque venía muy bajito, venía muy suavecito. No venía rápido porque si no, la historia sería otra, se hubiera ido al río o quién sabe qué hubiera pasado”.

De acuerdo con Guido Vásquez, de la Cruz Roja, la respuesta fue muy rápida. Con equipo de rescate vertical llegaron al sitio del accidente y encontraro­n a los pacientes en sus asientos. Como no estaban prensados, la extracción no fue complicada.

El piloto tenía una fractura en el tobillo derecho y el copiloto solo presentaba golpes y raspones.

La aeronave quedó a unos 100 metros del borde del precipicio desde el punto que usaron los cuerpos de rescate para sacar a los pacientes, detrás del cementerio de La Valencia, en Ulloa de Heredia.

Entre los riesgos estaba la posibilida­d de un incendio, pues además del impacto de frente contra la ladera, por el golpe pudo dañarse el tanque de combustibl­e.

Al ser gasolina de alto octanaje, el desenlace pudo haber sido mucho peor.

Por lo empinado del sitio y el tipo de terreno, la operación para sacarlos de la zona sí fue complicada. Participar­on unos 20 cruzrojist­as, 25 bomberos y un número similar de policías.

Ronny Latouche, jefe de Operacione­s de Bomberos, sostuvo que trabajaron por los dos flancos del cañón, que está entre La Valencia y el puente Alfredo González, en la autopista General Cañas.

El bombero confirmó que hubo un pequeño derrame de los tanques de combustibl­e y, como el pasto estaba seco, existía riesgo de incendio, por lo que realizaron tendidos de mangueras hasta el sitio para prevenir cualquier eventualid­ad por fuego durante la extracción de los heridos.

“Alguna gente que lo vio volar bajo alertó que, por la trayectori­a, calculaban que iba a caer al cañón y por eso se pudo llegar rápido por distintos flancos, para llegar lo antes posible. Luego se determinó la mejor ruta para la extracción”, explicó Latouche.

Un terreno plano permitió aterrizar los helicópter­os detrás del cementerio de La Valencia.

La escena quedó a cargo de la Dirección General de Aviación Civil.

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MINISTERIO DE SEGURIDAD PÚBLICA Un desperfect­o mecánico habría provocado que la avioneta TI-AOP se precipitar­a ayer en el cañón del río Virilla, en Heredia. Aunque la aeronave quedó destrozada, el piloto Eladio Salazar y el copiloto Miron Esteban Castro lograron sobrevivir.
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MSP La avioneta cayó en el cañón del río Virilla. Los dos ocupantes sobrevivie­ron al percance.
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MSP La aeronave quedó destrozada tras el impacto en la ladera.

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