La Nacion (Costa Rica)

Juicio se traslada a territorio indígena

››Jueces, fiscal y defensora viajaron hasta Tayní, en Valle La Estrella

- Rodolfo Martín Correspons­al de GN

VALLE LA ESTRELLA. LIMÓN. Hasta lo más adentro del territorio indígena Tayní, en Valle La Estrella, llegaron los jueces y el fiscal de Limón para escuchar dos testimonio­s por un homicidio.

Como las limitacion­es físicas y la avanzada edad impedían a los testigos trasladars­e a los Tribunales de Justicia, los tribunales llegaron hasta ellos el viernes. Se contaba, además, con la ayuda de un intérprete de cabécar.

Aquella atípica audiencia correspond­ía al juicio por la muerte de Severiano López Fernández, quien fue asesinado a machetazos en medio de la celebració­n de una ancestral “chichada”, en el Cruce de Boca de Alto Coen.

El imputado, Rodolfo Gómez Morales, es hermano de la compañera sentimenta­l de la víctima, Lisbeth Gómez Morales. También está involucrad­o un menor de edad, primo hermano de la viuda, al que se juzga por aparte.

Aquel hecho ocurrió hace ocho meses en un clan indígena, situación que dificultó la tarea del Ministerio Público, pues sus cuatro testigos optaron por el silencio, por la relación de parentesco con el fallecido y con el imputado.

Los hechos que se juzgan ocurrieron cerca de las 6 p. m. del 27 de julio del 2018, en una de las zonas más remotas del Cruce de Boca Coen, al calor de una “chichada”. Así se desprende de las pesquisas realizadas por el Organismo de Investigac­ión Judicial (OIJ) de Limón.

Supuestame­nte, Lisbeth Morales vendía chicha en su casa, mientras que Severiano, su compañero, había decidido ir tomarla donde un amigo. Un rato más tarde, decidió regresar y lo primero que hizo fue increparla.

En la casa estaban Crisanto, otro hermano; su tía Seidy Morales, su prima hermana Floribeth Morales y Rodolfo.

Severiano, bajo los efectos del alcohol, supuestame­nte comenzó a quebrar los vidrios de la vivienda, la cual es propiedad de su suegra, la matrona del clan, y quien le daba albergue a todos ellos.

Al parecer, pasados unos minutos, ingresó por la fuerza, la regañó porque le habían cerrado la puerta y le recriminó por la presencia de sus familiares. Al mismo tiempo, le exigió que le sirviera de comer.

Incluso, según la versión del Lisbeth, Severiano intentó agredirla. Al parecer, fue en ese momento cuando Rodolfo y el primo hermano salieron a buscar los machetes.

Durante la investigac­ión, la mujer había contado cómo lo habían macheteado por la espalda, luego en el cuello, el brazo y la cabeza. No obstante, durante la primera audiencia del juicio se abstuvo de declarar contra su hermano.

Para escuchar a los otros dos testigos en Cruce de Boca de Alto Coen, se necesitaro­n semanas de planificac­ión. Para lograrlo, colaboró el Servicio Nacional de Vigilancia Aérea, que trasladó a los servidores judiciales desde el campo de aterrizaje de Finca Ocho del Valle La Estrella a la plaza de fútbol de Bajo Coen.

La audiencia estuvo a cargo de los jueces José Pablo Rubí, Mario Piedra y Rafael Corea, el auxiliar judicial Luis Durán, el fiscal Allen Chan y la defensora pública Rosa Isela Castillo, quien representa a Rodolfo Gómez Morales.

La llegada de los sobrevuelo­s a la cancha de fútbol de Bajo Coen fue recibida con curiosidad por los vecinos y la celebració­n de un juicio también despertó el interés de los alumnos del colegio de la comunidad, al punto que algunos externaron su deseo de participar como público.

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