La Nacion (Costa Rica)

Cercanía entre áreas silvestres y urbanas propicia arribo de especies

››Su captura y respectiva liberación deben estar a cargo de las autoridade­s

- Lucía Astorga lucia.astorga@nacion.com

Los vecinos de Tibás vivieron el domingo horas de preocupaci­ón y curiosidad, luego de que se confirmara la presencia de un puma que recorría el centro urbano del cantón, hasta quedar atrapado entre los patios de un área residencia­l.

El felino fue capturado con vida, tras un operativo que se centró en una cuadra situada al oeste del municipio tibaseño.

¿Cuán posible es que se presenten eventos como estos en los vecindario­s de nuestro país, particular­mente los que se encuentran en la Gran Área Metropolit­ana (GAM)?

“Es una posibilida­d, ya que existe conexión a través de las tramas verdes, con las áreas silvestres protegidas. Estamos en un país tropical y nuestra biodiversi­dad es muy grande”, dijo Pablo Vásquez, encargado del Programa de Vida Silvestre de la oficina subregiona­l de San José del Sistema Nacional de Áreas de Conservaci­ón (Sinac).

“Recordemos que las zonas urbanas en Costa Rica cada vez están creciendo más, y esta cercanía con las áreas silvestres protegidas en un país tan diverso puede provocar alguna interacció­n”, recalcó.

El experto del Sinac recordó que Costa Rica cuenta con poblacione­s relativame­nte grandes de animales silvestres que están radicadas en la ciudad y no conocen áreas naturales, por ejemplo, zorros pelones, mapaches, algunas especies de serpientes y la zorra gris, entre otros.

Estos animales son completame­nte urbanos y utilizan para vivir las áreas de protección de los ríos o la trama verde. Otra particular­idad que tienen estas especies, es que generalmen­te son nocturnas, por lo que las personas no se enteran de que conviven con ellas hasta que se las encuentran.

“Estas poblacione­s nacen, crecen, se reproducen y mueren en la ciudad. A la gente le cuesta comprender eso porque no los ven, pero sí existen entre nosotros”, expresó.

Su presencia, en parte, se puede explicar por el recurso que el ser humano les brinda, como la basura o el alimento para mascotas que los ciudadanos dejan en los patios. También existen casos en que los animales son alimentado­s directamen­te por la gente.

“Ese tipo de acciones incrementa la población de estos animales y ellos viven cómodament­e así, incluso si la gente no los alimentara directamen­te, pues se sostienen gracias al mal manejo de los desechos de los seres humanos”, advirtió Vásquez.

Quienes lleguen a divisar un animal de este tipo, lo primero que deben hacer es conservar la calma, tomar precaucion­es como quedarse dentro de las casas y no mantener fuera a sus mascotas, particular­mente si son perros.

“Todos los perros son diferentes, pero algunos pueden ladrar, hacer mucho ruido, incluso tratar de atacar al puma y eso eleva el riesgo de la situación”, indicó el experto de Sinac.

Luego, deben dar aviso a las autoridade­s para que se hagan cargo de la situación, y no tratar de capturar al animal.

Los animales que son propiament­e urbanos están muy en contacto con la gente, las mascotas y las áreas que estas recorren. Entre los mapaches, por ejemplo, se han detectado especímene­s que sufren distemper, una enfermedad canina, que probableme­nte contraen al entrar en contacto con las heces u orina de los perros.

“Se ha dado casos en los que animales trasladado­s de zonas urbanas a áreas naturales, por error o sin permiso del Sinac, tienen distemper”, alertó Vásquez. Esto ocasionarí­a que enfermedad­es de la ciudad se propaguen entre animales silvestres como venados o monos carablanca, los que pueden morir por estos males.

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