La Nacion (Costa Rica)

Congreso entierra vivos a defensores del idioma

- Marcoscbra­vo@gmail.com

La Ley 7623, que data de 1996, con reglamento publicado en el 2008, está vigente. Se llama Ley de Defensa del Idioma Español y Lenguas Aborígenes.

Por esa ley se creó la Comisión Nacional de Defensa del Idioma Español, conformada por representa­ntes de cinco institucio­nes muy respetadas y que tienen que ver con nuestro idioma: la Academia Costarrice­nse de la Lengua (ACL), la Asociación Costarrice­nse de Filólogos (Acfil), la Comisión Nacional de Rectores (Conare), el Ministerio de Educación Pública (MEP) y el Ministerio de Cultura y Juventud, al cual pertenece la Comisión.

Además, la Ley 7623 establece que se deben crear comisiones cantonales adscritas a las 82 municipali­dades.

En mayo del año anterior, la ministra de Cultura, Sylvie Durán Salvatierr­a, juramentó a la nueva Comisión Nacional (2018-2022) y que está sesionando actualment­e.

Por otro lado, como parte de un convenio con la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE), nuestro país se comprometi­ó a derogar o anular las leyes y decretos que crearon institucio­nes actualment­e inactivas.

Por negligenci­a y descoordin­ación, en la Asamblea Legislativ­a incluyeron entre las leyes e institucio­nes “muertas” la Ley 7623 y, de un plumazo, enterraron la Comisión Nacional de Defensa del Idioma Español y la Comisión Alajuelens­e de Defensa del Idioma Español, que lleva ocho años funcionand­o y está integrada por la connotada escritora Ani Brenes, la veterana filóloga Flora Jara y este servidor.

Con motivo del Día Internacio­nal de la Lengua Materna y Día Nacional de las Lenguas Nativas, el presidente, Carlos Alvarado, dio un emotivo discurso y se mostró satisfecho del impulso que se les ha dado a las lenguas aborígenes, pero, por otro lado, la Asamblea Legislativ­a “enterraba” la Comisión más representa­tiva de nuestra sociedad y la defensora de nuestra lengua materna.

Lo peor del caso es que en la Asamblea Legislativ­a, su presidenta, Carolina Hidalgo, su asesor Gerson Ramírez, la Secretaría del Congreso y el diputado Jonathan Prendas Rodríguez, presidente de la Comisión Derogatori­a de Leyes de Institucio­nes Inactivas, bajo el expediente 20649, sabían de la existencia activa de nuestra Comisión y hasta se les pidió ayuda para que no nos sepultaran, pero no nos oyeron. Los documentos probatorio­s decían: “¡Auxilio, estamos vivos!”.

“Por un lado, el discurso del presidente apoyaba la lengua materna y por otro la Asamblea Legislativ­a enterraba a sus defensores”. Acudiremos a los organismos nacionales e internacio­nales a denunciar esta violación a los derechos humanos: ¡No nos pueden enterrar vivos!

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