Mayor agilidad legislativa
La reforma en el reglamento hará más expedito, transparente y eficaz el trabajo legislativo.
La reforma en el reglamento hará más expedito, transparente y eficaz el trabajo de la Asamblea
Con la aprobación, el lunes 4 de marzo, de un conjunto de reformas al reglamento legislativo, una sólida mayoría de diputados envió un positivo mensaje al país y creó condiciones para un mejor desempeño de la Asamblea Legislativa. Sus componentes constituyen insumos relevantes en el constante proceso de fortalecer nuestra democracia representativa.
El mensaje es que, pese a la fragmentación política que caracteriza al país y al Congreso, es posible forjar acuerdos multipartidistas en beneficio de todos. La aprobación de la reforma fiscal, en medio de una injustificada y desgastante huelga política, es un sólido precedente; la reforma que comentamos, otro movimiento en la dirección correcta. Ambos, además, lograron sólidas mayorías, lo cual refleja la extensión y profundidad del compromiso. En el horizonte a corto plazo se vislumbran otros dos proyectos de gran calado que también requerirán voluntad multipartidista: la regulación de las huelgas y la modernización de la normativa de empleo en el Estado.
Las mejores condiciones para el trabajo legislativo creadas por la reforma no son producto de un cambio estructural en el reglamento. Su naturaleza es más modesta, pero no por ello se reduce su potencial positivo. Las enmiendas se centran en agilizar procedimientos mediante un uso más restringido y racional –pero nunca restrictivo– de los tiempos para las discusiones y votaciones, y en limitar, mediante esa vía y la modificación de ciertos procedimientos, el abuso del derecho de enmienda por parte de los diputados. De este modo, se reducen las posibilidades de acudir a estrategias dilatorias, como presentar mociones ilimitadas o hacer un uso irresponsable de la palabra para torpedear la toma de decisiones. Estos cambios mejorarán la posibilidad de que las voluntades mayoritarias alrededor de distintos proyectos de ley puedan traducirse en votaciones oportunas, pero sin cercenar los derechos de los diputados, en particular los de los minoritarios, de plantear objeciones, impulsar propuestas y expresar sus puntos de vista.
La agilidad implicará, también, mejor calidad y transparencia legislativas. Un parlamento incapaz de moverse con razonable rapidez por los pesos y barreras de procedimientos extremadamente lentos y complejos falla en la responsabilidad de atender con oportunidad y pertinencia sus funciones: crear leyes o ejercer el control político de manera vigorosa y eficaz. En este último sentido, merecen destacarse las modificaciones para llevar a término con más rapidez las tareas de las comisiones investigadoras.
Un parlamento más ágil y transparente en sus procesos de votación (lo cual también forma parte de los cambios) no solo aumentará las posibilidades de actuar con pertinencia, sino que también permitirá a los ciudadanos un seguimiento más directo de su desempeño.
Todo lo anterior redundará, posiblemente, en que la Asamblea Legislativa mejore su reconocimiento público, algo sumamente debilitado en la actualidad. Pero, más relevante aún, las ganancias en agilidad, transparencia y focalización contribuirán a una mejor gobernabilidad democrática, entendida como la capacidad política y técnica para legislar y tomar decisiones legítimas y oportunas. Es algo por lo que claman los ciudadanos. Nos satisface que la Asamblea Legislativa cuente, a partir de ahora, con mejores oportunidades para atender esta aspiración.
Su impacto será positivo en la gobernabilidad democrática, algo por lo que claman los ciudadanos