Cura expulsado por abusos hacía bautizos privados
››Pidió a párroco que le firmara actas; este admitió que puso su rúbrica en dos
Arzobispo separa al párroco que firmó las actas de bautismo
Una madre denunció que German Cordero Salazar ofició el bautizo de su hijo menor, en febrero del 2018, dos años después de que fuera expulsado como sacerdote por abusar sexualmente de una niña.
Victoria Serrano, vecina de Escazú, contactó a Cordero Salazar por recomendación de una familiar, quien había asistido a otro bautizo privado celebrado por el mismo cura destituido. Ella desconocía, en ese entonces, los cuestionamientos que pesaban sobre el exreligioso.
Serrano llegó a un acuerdo con Cordero para que oficiara el bautizo de su hijo y les diera un curso de preparación para ese sacramento a ella y a su esposo, así como a los padrinos y los abuelos del menor. Todo a cambio de una contribución voluntaria, que al final fue de ¢40.000.
“El curso fue el 11 de febrero del 2018 y el bautizo se llevó a cabo el domingo siguiente en la casa de mis padres. Se hizo el ritual completo, con todos los símbolos de dicho sacramento, como el aceite, el agua y todo lo necesario (...). Él también vestía su sotana”, relató la mujer.
Para sustentar su denuncia, Serrano aportó a La
Nación dos fotografías de la ceremonia y el acta de bautismo. Este último documento tiene la firma de otro sacerdote de apellido Abarca.
“Me entregó el acta de bautismo tres meses después, el 12 de mayo, afuera de la iglesia de Santa Lucía de Barva, en Heredia. El documento venía emitido por la parroquia de San Antonio de Padua de Desamparados y firmado por otro sacerdote, pero eso lo noté después”, contó.
Posteriormente, autoridades eclesiásticas confirmaron a este diario la autenticidad de las evidencias aportadas por Serrano: el supuesto sacerdote de la foto es Cordero y el acta del sacramento figura en los archivos de la Iglesia, con la firma del párroco Carlos Humberto Abarca.
Indagaciones. Ante la denuncia de Victoria Serrano, la curia metropolitana anunció el inicio de una investigación interna contra Cordero Salazar, que llevaría a su expulsión definitiva (excomunión) de la Iglesia católica y que se sumaría a la pena canónica que determinó su expulsión como sacerdote.
También confirmó el inicio de indagaciones contra el padre Abarca, cuya firma aparece en el acta del bautismo presuntamente oficiado por Cordero.
Por su parte, la arquidiócesis de San José confirmó este jueves que acudirá a la vía judicial para acusar al exreligioso por el delito de suplantación de identidad, cuya pena es de uno a tres años de cárcel. También analiza hacer lo mismo en el caso de Abarca.
Por otra parte, procedió a dejar sin efecto el acta de bautismo del pequeño, debido a que “no fue oficiado por un sacerdote”, y tampoco fue celebrado en un templo.
La curia metropolitana detalló que en el 2010, el entonces arzobispo de San José, Román Arrieta, recibió al sacerdote German Cordero para aplicarle una pena canónica, luego de que este purgara una condena de cárcel, en apariencia, por el delito de abuso sexual contra menor.
La arquidiócesis indicó que durante la revisión del caso a Cordero, se le restringieron sus funciones sacerdotales y que, finalmente, en enero del 2016, durante el arzobispado de Hugo Barrantes, se tomó la decisión de expulsarlo.
La arquidiócesis de San José dijo a La Nación que los hechos por los cuales Cordero Salazar fue condenado ocurrieron cuando este era sacerdote de la diócesis de San Isidro de El General.
Este diario intentó conocer los antecedentes judiciales del caso. Sin embargo, la ley borra el historial judicial de personas sentenciadas por delitos sexuales contra menores de edad, 10 años después de cumplida la pena.
Por su parte, la diócesis de San Isidro de El General indicó no tener expedientes o documentos sobre ese caso.
Victoria Serrano contó que todo le pareció extraño desde el principio. Desde que el supuesto cura le dijo que podía oficiar el bautismo en las casas para “acercar la Iglesia a la familia”, hasta cuando les pidió que no subieran fotos a redes sociales, y aún más, cuando se enteró de que él no firmó el acta del sacramento.