La Nacion (Costa Rica)

Familia de asesinado recibió llamada extorsiva por ¢5 mills.

- Eillyn Jiménez B. eillyn.jimenez@nacion.com

No ha habido detencione­s por esta muerte; OIJ sigue tras los homicidas La familia de un instalador de cámaras de seguridad, quien fue asesinado a finales de febrero de este año, asegura que recibió una llamada extorsiva, en la que les pidieron ¢5 millones a cambio de la liberación de Víctor González Sánchez, de 38 años.

Así lo dio a conocer a La Nación Wílber González Sánchez, hermano de la víctima, quien detalló que su pariente desapareci­ó luego de ser dejado en el portón de su casa, en San José de la Montaña (Barva de Heredia), el viernes 22 de febrero a las 7:30 p. m.

El ahora fallecido trabajaba con otro hermano, quien lo dejó en la vivienda y se fue. Minutos después, González habría sido metido a la fuerza a un carro y el lunes siguiente, 25 de febrero, su cuerpo fue encontrado por un vecino de Pasito de Desamparad­os, Alajuela, en el cauce de la quebrada Cañas.

Los hechos. “A mi hermano se lo llevaron y luego se conectaron a su WhatsApp en dos ocasiones, a las 8 p. m. y a las 10:50 p. m. Al ver las conexiones, nosotros lo llamamos, le mandamos audios, pero no obtuvimos respuesta.

“Posteriorm­ente, a eso de las 2 a. m., mi mamá recibió una llamada en la que pidieron ¢5 millones de recompensa por Julio. Ella, muy asustada, le dio mi teléfono a otro de mis hermanos y él le dijo que no pagaríamos, que ya El OIJ dijo que el cadáver de González se halló en estado de descomposi­ción, en la quebrada Cañas, en Alajuela.

habíamos puesto la denuncia en el OIJ, por lo que le dijeron: ‘Su hermano está muerto’”, narró Wílber González.

El hombre contó que su hermano Víctor Julio tuvo una discusión ese día y que, al ser alertados por un vecino de que había sido montado a un vehículo, alertaron a la Policía mediante el Sistema de Emergencia­s 9-1-1.

A partir de entonces comenzó el proceso de investigac­ión, pero la noticia del deceso les llegó tres días después.

“Nos dijeron que un tipo armado lo montó en el asiento delantero de un carro y, que pese a que hubo un forcejeo, se

lo llevaron”, detalló Wílber a este medio.

Según la Policía Judicial, el cadáver de González se encontraba en estado de descomposi­ción, por lo que no se pudo determinar si las heridas que presentaba eran de arma de fuego, puñal o causadas por los animales. Precisamen­te, la identifica­ción de la víctima se hizo por un tatuaje que tenía en un brazo.

El último favor. Horas antes de que Víctor González desapareci­era, su hermano Wílber se encontró con él en el parque de Barva y le prestó ¢5.000 que necesitaba.

“No me dijo para qué eran, pero yo se los di porque él era un hombre luchador, que procuraba siempre darles lo mejor a sus hijos”, mencionó.

Asimismo, reconoció que, para el entorno familiar, es un golpe duro y que el dolor que tienen es muy grande, ya que nunca imaginaron que alguien cercano pudiera morir asesinado.

“Queremos que se haga justicia, que capturen a los delincuent­es para que no estén en la calle, porque mi hermano no merecía morir de esa forma, era un hombre bueno y trabajador, que no le hacía daño a nadie”, afirmó.

Víctor, quien registraba antecedent­es por conducción temeraria, era padre de dos niñas de dos y cuatro años, y se hacía cargo de un niño de seis.

De acuerdo con el hermano, el ahora fallecido obtuvo la custodia de ellos, por lo que todos vivían en San José de la Montaña.

El Organismo de Investigac­ión Judicial (OIJ) trabaja en el caso para dar con el paradero de los homicidas, para lo cual analizan videos y otras evidencias recolectad­as en los alrededore­s de la quebrada Cañas, en Alajuela.

Por esta muerte no se han realizado detencione­s.

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