Reforma fiscal evita gasto creciente en anualidades
Sin el cambio, plus por antigüedad se multiplicaría hasta por 10 en 40 años
Incentivo será monto fijo no porcentaje
Con nueva ley, pago que habría llegado a ¢5,3 millones en cuatro décadas, será de ¢2 millones
Entidades reconocían hasta 6%
Universidades públicas, JPS y CCSS se resisten a aplicar medidas de ahorro que establece normativa
Instituciones como las universidades públicas, la CCSS y la Junta de Protección Social (JPS) han mostrado resistencia a aplicar las medidas de ahorro ordenadas por la reforma fiscal sobre los salarios de sus trabajadores.
¿Cuál es el efecto que tendrán estas medidas? ¿De qué se eximirían las ‘U’ si logran que un tribunal las declare inmunes a este cambio,como lo pretenden con el reclamo en la vía contencioso administrativa que anunciaron semanas atrás?
Sin la reforma fiscal, un salario base de ¢500.000 en el sector público puede acabar en un sueldo hasta de ¢5,3 millones en cuatro décadas, solo porlas anualidades.
Con la reforma fiscal, el mismo salario crecerá a poco menos de ¢2 millones al cabo de los 40 años.
Así de grande puede ser la diferencia entre aplicar o no la reforma fiscal, sin tomar en cuenta el freno que la ley ordena sobre otros incentivos, como la dedicación exclusiva y la carrera profesional.
La situación obedece a que, por su estructura, las anualidades tienen un crecimiento exponencial en términos de dinero. Son uno de los disparadores del gasto público.
Antes de la reforma, ese plus se pagaba como un porcentaje del salario base por cada año laborado. Algunas instituciones dieron anualidades mucho más altas que las del Gobierno central.
En los ministerios, se concedía un 1,94% por año a los profesionales, pero la Universidad Nacional (UNA) aprobó un 4%, la Universidad Estatal a Distancia (UNED), un 5%, y el Instituto Tecnológico (Tec), entre un 4% y un 6%.
La JPS desembolsaba un 6% y la Caja Costarricense del Seguro Social hasta un 5,5% al personal médico. En la Universidad de Costa Rica (UCR) se reconoce un 3,75% pero sobre el salario base más otros incentivos (escalafón y pasos académicos).
Con el sistema anterior, un profesional de la UNA, que empieza con un salario base de ¢500.000, puede alcanzar una base de ¢877.000 a los 20 años de labor por los aumentos por inflación, a un ritmo de un 3% anual, por ejemplo. Sin embargo, hay que sumar el pago por anualidades, el cual equivaldría a un 4% del salario por cada una de las 19 anualidades ganadas.
En ese escenario, recibe ¢35.070 por año laborado, para poco más de ¢666.000.
Conforme pasen los años y suba el salario base, mayor será el pago por el incentivo. Al cumplir 40 años de labor, por anualidades recibiría casi ¢2,5 millones, resultado de multiplicar las 39 anualidades ganadas por el 4% de la base, que ya podría llegar a poco menos de ¢1,6 millones.
La anualidad para ese momento sería de ¢63.340.
El efecto es mucho mayor en la JPS y el Tec, que pagan hasta un 6% de anualidad. Allí, los ¢500.000 se convertirían en ¢5,3 millones en 40 años. El cambio. Con la reforma fiscal, se frena el crecimiento exponencial de las anualidades al transformarlas en un monto fijo invariable, que se calculará por una vez, al principio, como un 1,94% para profesionales y un 2,54% para no profesionales.
Con el mismo ejemplo de un profesional que empieza con una base de ¢500.000, el salario subirá a poco menos de ¢2 millones en 40 años, sea en el Gobierno, en las universidades, en la CCSS o en la JPS, porque la reforma fiscal es extensiva a todas las instituciones.
En una institución con una anualidad del 6%, se evitará que el gasto por este incentivo se multiplique por diez. Con la reforma fiscal, el pago por anualidades tendría un techo de ¢382.000 en cuatro décadas. Sin la reforma fiscal, podría alcanzar los ¢3,7 millones.
La reforma también tendrá efecto sobre los funcionarios que llevan años de laborar, aunque el impacto no será tan grande como en uno de primer ingreso.
En esos casos, el monto ganado por las anualidades antiguas se seguirá reconociendo en el sueldo como un componente más que no crecerá.
Para Nogui Acosta, viceministro de Hacienda, la reforma se requirió porque en el Estado las cosas se hicieron tan mal, que una institución podía tener dos personas haciendo lo mismo, pero uno gana mucho más que otro, por antigüedad.
“Resulta que el crecimiento de los salarios es exponencial solo por estar año con año, es explosivo”, acotó el funcionario.
Este, dijo, impedía ajustar las bases salariales de forma adecuada.
Según él, el cambio permitirá migrar hacia un sistema de salario único en el que el Estado pueda aumentar la base o dar otro tipo de premios que no dependan del tiempo laborado. Para ello, este mes el Gobierno propondrá una reforma al sistema de empleo público.
Las universidades anunciaron en marzo que demandarán al Ejecutivo por incluirlas en el reglamento. Señalan que la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, vigente desde el 5 de diciembre, no las menciona y exigen que las saquen del reglamento que las obligaría a aplicar las medidas de ahorro.
La JPS declinó hacer el cambio en anualidades este año, alegando que se está incluida en una convención colectiva, y la CCSS decidió consultar al Servicio Civil qué hacer, pues están en la Ley de Incentivos Médicos.
“RESULTA QUE EL CRECIMIENTO DE LOS SALARIOS ES EXPONENCIAL SOLO POR ESTAR AÑO CON AÑO, ES EXPLOSIVO”.
Nogui Acosta Viceministro de Hacienda