Por qué proteger la privacidad de los datos
a los pobres”.
A medida que la tecnolo gía avance, estas amenazas únicamente crecerán. Por ejemplo, la tecnología de reco nocimiento facial permitiría a los gobiernos identificar a los manifestantes que reciben asistencia social utilizando las fotografías digitales que han proporcionado a cambio de acceso a los beneficios. Malta ya está considerando usar cá maras de circuito cerrado de televisión (CCTV) con softwa re de reconocimiento facia para prevenir el “comporta miento antisocial”.
La falta de consideración por la privacidad y protección de datos por parte de los pro gramas de asistencia social no debería causar sorpresa. Esos programas sirven a los grupos más vulnerables, personas que ya se encuentran en desventa ja en cuanto a la defensa de sus derechos.
El estigma arraigado y los prejuicios contra los pobres a menudo impiden que otros miembros más privilegiados de la sociedad reconozcan esos riesgos y. aún menos, que aboguen a favor de los bene ficiarios de los programas de protección social. Muchos pa recen creer que si usted recibe beneficios “gratuitos”, usted no puede además exigir priva cidad.
Se supone que los progra mas de protección social de ben hacer exactamente lo que su nombre implica: proteger a aquellos segmentos de la so ciedad que más lo necesitan Exigir que estas personas re nuncien de manera terminan te a sus derechos de privacidad personal y protección de datos equivale a todo lo contrario.
Esa sola razón debería ser motivo suficiente para ejercer presión a favor de marcos lega les adecuados, la designación de autoridades de protección de datos con recursos sufi cientes y, como última línea de defensa, un poder judicial y medios de comunicación inde pendientes. Sin embargo, si las personas necesitan un incen tivo más fuerte, siempre hay interés propio, debido a que los riesgos que enfrentan los más vulnerables y desfavore cidos bien pueden convertirse en una realidad para sectores transversales mucho más am plios de la sociedad en el futu ro.
MAGDALENA SEPÚLVEDA: