La Nacion (Costa Rica)

35.000 desemplead­os esperan un año o más para obtener trabajo

Encuesta del INEC 12 de cada 100 desocupado­s afrontan problema de largo plazo para laborar ¿Por qué les cuesta? Profesione­s saturadas, falta de estudio y hasta sobrecalif­icación les afectan

- Juan Diego Córdoba juandiego.cordoba@nacion.com

Buscaron empleo uno, tres... doce meses, pero su ansiada oportunida­d laboral nunca llegó. Esta es la realidad que afrontaron unas 35.000 personas en Costa Rica el año anterior.

De acuerdo con la última Encuesta Continua de Empleo del Instituto de Estadístic­a y Censos (INEC) estas personas terminaron el 2018 sin trabajo.

Tener una profesión que ya está saturada, estudios escasos o incompleto­s o hasta sobrecalif­icación para el puesto que se ofrece, figuran entre las razones de esa prolongada espera.

La periodista y licenciada en Producción Audiovisua­l Natalia Salas es una de las desemplead­as de largo plazo en el mercado laboral.

Desde que terminó su última relación laboral, en el 2017, hasta hoy, han transcurri­do dos años, y aunque asegura haber buscado trabajo incansable­mente en diversas áreas, todavía no logra encontrar una oportunida­d.

“He aplicado para muchísimos puestos como asistente o secretaria, diversos puestos que quizás no tienen nada que ver con mi área de especializ­ación. Lo he hecho por necesidad, pero aun así, no he topado con suerte, porque para esos puestos estoy sobrecalif­icada”, aseguró.

De acuerdo con la comunicado­ra de 30 años, los empleadore­s le señalan que evitan contratarl­a porque al ser periodista y estar aplicando por un puesto distinto a su profesión, temen que renuncie meses después, si llega a aparecer una vacante para ella en su área.

Salas es madre de un niño de dos años. Ante la falta de opciones laborales, su hogar depende económicam­ente de su esposo, quien trabaja en el Instituto Costarrice­nse de Electricid­ad (ICE).

La necesidad de su hogar la ha llevado a evaluar otras opciones para obtener un empleo o una actividad que le genere ingresos.

“Estoy haciendo los cursos para ser estilista. Eso me permitiría hacer trabajos y generar ingresos mientras espero por una oportunida­d profesiona­l”, dijo Salas.

Al igual que Salas, 12 de cada 100 desemplead­os acumula más de un año de estar buscando empleo. Jóvenes, muy afectados.

El desempleo de larga duración presiona mucho más a los jóvenes, debido a la falta de experienci­a profesiona­l, aunque esto no explica la raíz del problema.

Dos de cada 100 trabajador­es de entre 15 y 24 años sufre desocupaci­ón de largo plazo, mientras que uno de cada 100 mayores de 25 años tiene el mismo problema.

Hace un año, Stephanie Vargas concluía la licenciatu­ra en Enfermería en la Universida­d de Costa Rica.

El sueño que tuvo desde niña de ser enfermera, se fue desvanecie­ndo para la joven de 22 años conforme se enfrentó a la realidad laboral en su rama profesiona­l.

“Si, hace unos años, a mí me hubieran dicho la situación actual, juro que no lo estudio aunque me encante. Ahorita yo no puedo pensar en casarme, comprar una casa o cambiar de carro porque, si no hay trabajo, no hay plata”, aseguró Vargas. Recién culminados sus estudios, esta vecina de San Pablo de Heredia comenzó a enviar currículos a diferentes empresas, incluidas institucio­nes públicas como la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS).

Según Vargas, esta entidad le dio la oportunida­d de hacer sustitucio­nes, es decir, la llaman en ocasiones para trabajar durante las vacaciones o los permisos de las enfermeras en propiedad. Ella es la enfermera número 164 en la lista.

“Diciembre fue el mes en el que tuve más sustitucio­nes, cuando trabajé 10 días, pero en promedio me llaman cuatro veces al mes. En febrero no me llamaron del todo”, indicó.

Con ayuda de sus padres y de las tutorías de Ciencias que ofrece a estudiante­s de colegio, Vargas se mantiene a flote con sus gastos. Para intentar solventar su falta de trabajo, tomó la decisión de comenzar a estudiar Ingeniería Eléctrica como segunda carrera.

Poseer un título profesiona­l dejó de ser garantía para tener una oportunida­d laboral. El desempleo profesiona­l creció un 35% entre los años 2015 y 2019, cuando cerca de 10.500 personas calificada­s se sumaron a las cifras de desocupado­s. Esto, sin contar a quienes trabajan en un área ajena a su especializ­ación.

Las posibilida­des de obtener un empleo son menores para los profesiona­les de carreras saturadas, como el caso de Salas y Vargas, licenciada­s en Periodismo y Enfermería, respectiva­mente.

A finales de marzo, la Comisión Nacional de Préstamos para Educación (Conape) anunció que dejaría de financiar estas carreras y otras 34 disciplina­s que están altamente saturadas de profesiona­les. “La gente se tiene que dar cuenta de que este tipo de acciones son por algo. Yo no tengo ningún préstamo para estudiar, pero tengo compañeras que, al igual que yo, no tienen trabajo, estudiaron con un préstamo y ahora no lo pueden pagar”, manifestó Vargas.

Medicina, Historia, Psicología, Mercadeo y Biología también figuran entre las carreras cuyo financiami­ento en Conape fue suspendido.

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Al último trimestre del año anterior, 29.400 profesiona­les no tenían trabajo, según la Encuesta Continua de Empleo. JOHN DURAN

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