La Nacion (Costa Rica)

Más ticas con alto nivel educativo ingresan al mercado laboral

70% de mujeres colocadas en último año tienen secundaria completa o estudios universita­rios

- Patricia Leitón pleiton@nacion.com

Más mujeres con alto nivel educativo están ingresando al mercado laboral. No obstante, buena parte de ellas se incorporan al sector informal, según muestra la Encuesta Continua de Empleo que realiza el Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (INEC).

Según dicho estudio, entre el primer trimestre del 2018 y el primer trimestre del 2019 se incorporar­on unas 159.000 trabajador­as al mercado laboral, de las cuales 127.000 encontraro­n trabajo y 32.000 pasaron a ser desemplead­as.

De las que encontraro­n trabajo, un 70% tiene secundaria completa o más (universida­d sin título o universida­d con título); no obstante, un 82,5% entraron a laborar al sector informal.

Esta encuesta se realiza en forma trimestral desde el III trimestre del 2010 y, según muestra la serie, desde el primer trimestre del 2018 hay una tendencia al alza en la tasa de participac­ión femenina, que es la división entre las mujeres que trabajan o buscan empleo entre el total que tiene 15 años o más.

Dicha tasa alcanzó un 42,7% en el primer trimestre del 2018 y subió a un 50,3% en el primer trimestre del 2019.

María Luz Sanarrusia, encargada de la encuesta, explicó que a partir del segundo trimestre del 2018 se nota un aumento significat­ivo en la participac­ión de la mujer y ha crecido su peso en la fuerza de trabajo“secundaria”, es decir, cuando otros miembros del hogar ingresan al mercado laboral además del jefe del hogar.

Esta serie también muestra que, por nivel educativo, lo que más ha crecido son las trabajador­as universita­rias con título (un 47% en toda la serie).

No obstante, durante la serie también se nota que ha tendido al alza el porcentaje que labora en el sector informal, el cual rondaba un 39% en el primer trimestre del 2011 y alcanzó un 49,8% en el primer trimestre del 2019.

El economista Pablo Sauma advirtió de algunos cuidados que se requieren al utilizar esta encuesta.

Sauma explicó que la muestra de esta encuesta rota en un 25% cada trimestre, por lo que a lo largo de un año se están comparando dos muestras totalmente diferentes, lo cual genera, en algunas oportunida­des, cambios significat­ivos.

“Esto no le quita validez a las tendencias de largo plazo (cuando se considera los primeros trimestres de un número grande de años), pero sí provoca problemas en las comparacio­nes para un año en particular”, opinó.

Por otra parte, el economista llamó la atención sobre el hecho de que, al comparar la tasa neta de participac­ión femenina entre el primer trimestre del 2018 y el primer trimestre del 2019, el cambio es muy grande porque se está comparando el resultado más bajo de la serie con uno de los tres más altos de la misma. Beneficios y áreas de mejora. Con estas considerac­iones metodológi­cas, los resultados del estudio del INEC parecen reflejar varios hechos positivos y también algunas áreas que se requieren corregir para sacarle mayor provecho a la situación.

Entre los hechos positivos se encuentran la mayor participac­ión de la mujer en el mercado laboral, lo cual podría reflejar alguna mejora en las condicione­s que le han dificultad­o participar antes.

“La mujer tiene más limitacion­es en todo sentido, en cuanto al cuido de los hijos, en cuanto el cuido de adultos mayores, en el que muchas veces asume mucho la responsabi­lidad, o tal vez la responsabi­lidad está siendo más compartida entre hombres y mujeres, no lo puedo asegurar”, comentó María Luz Sanarrusia, de INEC.

Otro hecho positivo es que de mantenerse la tendencia hacia una mayor inserción el país podría aprovechar e “bono de género”, que es la oportunida­d de incorporar a más mujeres en el mercado la boral y, por esa vía, aumentar la producción y los ingresos de los hogares.

Si, además, las mujeres que ingresan tienen un alto nive educativo, habría una vía para mejorar la productivi­dad de los trabajador­es, que es la ca pacidad de producir más por unidad de tiempo.

“Sobre todo, que poco a poco se ha venido eliminando la segregació­n en las ocupacio nes, y muchas mujeres están accediendo a ocupacione­s que antes eran típicament­e mascu linas”, añadió Sauma.

No obstante, la debilidad que tiene esta tendencia es que la mitad se mantiene en la informalid­ad, lo cual podría ser señal de que a pesar de sus estudios, no están obteniendo trabajos de calidad que les per mitan aprovechar sus conoci mientos.

En una respuesta escrita, e Ministerio de Trabajo señaló que las mujeres tienen mayo res niveles educativos, pero muchas se especializ­an en ca rreras menos “lucrativas”.

A criterio de dicha depen dencia, esto puede ser un fac tor que dificulte su inserción en la formalidad.

“El proyecto Estado de la Nación informó el año pasado de que aunque las mujeres son las que más se gradúan, entre las 10 especialid­ades técnicas con mayor graduación feme nina, solo cuatro están relacio nadas con las 10 que más de mandan las empresas”, indicó la cartera de Trabajo.

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JEFFREY ZAMORA Hazel Solís (saco blanco) es estudiante de maestría en Finanzas en la Universida­d Fidelitas y Daniela Andrade es estudiante de economía Ambas laboran en la Bolsa Nacional de Valores y son parte de la mitad de las mujeres que tienen un trabajo formal.
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