La Nacion (Costa Rica)

Grave déficit educativo ancla Pacífico central en el desempleo

Región con la tasa de desocupaci­ón más alta

- Sofía Chinchilla C. sofia.chinchilla@nacion.com

ESTAMOS FRENTE A UNA BODEGA QUE DABA EMPLEO A UN MONTÓN DE PERSONAS CUANDO UNA EMPRESA PRODUCÍA ABONO. TRABAJABAN CERCA DE 50 O 60 PERSONAS. AHORA ESTÁ CERRADA’. Erick Zúñiga, vecino de Barranca, Puntarenas

Puntarenas. Dos siglos después de que Puntarenas se habilitara como puerto y fuera escenario de una acelerada actividad mercantil y llegada de migrantes atraídos por la promesa del desarrollo, el rostro de la sección central de la costa pacífica dista mucho de la prosperida­d.

De acuerdo con la Encuesta Continua de Empleo para el último trimestre del 2018, la tasa de desempleo allí era la más alta de todo el país: 16,6%, mientras que el indicador nacional era de un 12%.

El Gobierno y representa­ntes del sector privado reconocen que, en los últimos años, han sido infructuos­os muchos de los esfuerzos para atraer inversione­s que generen trabajo.

Ambos sectores apuntan a que el rezago se debe, en gran medida, al bajo nivel educativo de los casi 300.000 habitantes de la región, la cual incluye los cantones de Puntarenas, Montes de Oro, Garabito, Parrita, Quepos y Esparza, en la provincia de Puntarenas, así como San Mateo y Orotina, de la provincia de Alajuela.

“Existe un déficit de capital humano con la formación requerida para satisfacer los requisitos de las empresas que Costa Rica atrae en su programa de atracción de inversión extranjera directa, en donde el inglés es requisito. El INA (Instituto Nacional de Aprendizaj­e) y las universida­des estatales no han producido la cantidad requerida por las empresas y, por consiguien­te, las empresas continúan establecié­ndose en la GAM”, afirmó Sylvia Moraga, gerente de Operacione­s de la Zona Franca Puntarenas.

El alcalde del cantón, Randall Matarrita, coincidió: “Tenemos una gran dificultad en que no tenemos capacidad académica en este momento para atender todas las necesidade­s de un posible desarrollo”.

Las mediciones del Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (INEC) señalan que en esta región, solo un 12,65% de la población tiene estudios universita­rios frente al casi 23% de la Gran Área Metropolit­ana (GAM) y al 18,9% a nivel nacional.

La Encuesta Nacional de Hogares también revela que casi un 16% de los mayores de 15 años del Pacífico central no completó la escuela primaria, mientras que el promedio nacional es inferior al 12%.

“Eso hace obviamente más difíciles las posibilida­des”, alegó Rodolfo Piza, ministro de la Presidenci­a y delegado territoria­l del Gobierno para el Pacífico central.

Además, se trata de una región turística donde solo un 6,5% de la población habla un segundo idioma.

Tal carencia corta las posibilida­des de los lugareños de acceder a un empleo pues, según la Encuesta Nacional de Puestos de Trabajo 2018, del INEC, el Pacífico central es la región que presenta el porcentaje más alto de puestos que exigen un segundo idioma en el sector Servicios: 38 de cada 100.

Dicha medición concluyó que, en la región conformada por esos ocho cantones, un 39,2% de los puestos de trabajo son considerad­os difíciles de ocupar, por falta de habilidade­s de los postulante­s, carencia de experienci­a laboral y ausencia del perfil académico necesario.

El porcentaje de puestos difíciles de ocupar del Pacífico central es el mayor a nivel nacional, y supera en nueve puntos el indicador nacional.

Añoranza. El viernes 26 de abril, mientras esperaba a su hija en una parada de bus en Barranca, Puntarenas, Erick Zúñiga señaló un gran edificio a sus espaldas.

“Estamos frente a una bodega que daba empleo a un montón de personas cuando una empresa producía abono, y trabajaban cerca de 50 o 60 personas. Ahora está cerrada porque la alquila una gente que es de materia prima, y los que trabajan son tres guardas, uno por turno. De 50 se perdieron 47 empleos”, manifestó el lugareño.

A menos de una cuadra de allí, Ramsés Mena almorzaba a eso de las 3 p. m., a la espera de que llegara alguno de los cada vez más escasos clientes a su venta de muebles. El local está en Barranca, pero él vive en el vecino cantón de Esparza.

“Hace muchos años, estaba activa la Zona Franca, eso generaba mucho empleo. Cuando eso, yo estaba saliendo del colegio; recuerdo que de Esparza bajaban como cinco buses. Pero fueron cerrando plantas, había una que se llamaba Carters, otra MCI, en total creo que se manejaban como 3.000 empleos, que en cuestión de tres o cuatro años se perdieron”, lamentó Mena.

Unos 110 kilómetros hacia el suroeste, los comerciant­es de Parrita Mayra Mora y Freyman Céspedes afirmaron que, para su cantón la situación es más complicada, pues queda en medio de comunidade­s turísticas como Garabito y Quepos, pero a sus locales casi nadie pasa.

Talento humano. “Habiendo tanta mano de obra en los puertos, ¿por qué razón no se instalan las compañías globales en estos sitios? En primer lugar, el tema del idioma”, afirma Jaime Ubilla, gerente general de Improsa SAFI, el administra­dor del fondo inmobiliar­io al que pertenecen 15.871 metros cuadrados de la Zona Franca Puntarenas.

Ubilla relató que la Zona Franca empezó a operar en la década de 1990, cuando se instalaron textileras, principalm­ente. No obstante, el país perdió competitiv­idad y las empresas se empezaron a ir en la primera década de este siglo.

El gerente afirma que, desde entonces, el mercado giró hacia la alta tecnología y desarrolló necesidade­s que el país no supo satisfacer.

“Lamentable­mente el Estado, en estas dos décadas, dejó por fuera a los puertos en el desarrollo de los elementos

sustantivo­s que han permitido que, en el Valle Central, se instalen este tipo de empresas (...) cuando uno habla con las compañías globales, y conste que tienen políticas de incorporar zonas rurales, ellos se encuentran con una deficienci­a del idioma significat­iva”, afirmó Ubilla.

De acuerdo con la gerente de Operacione­s de la Zona Franca, los empleos directos allí pasaron de 3.000 a 750.

Tanto Ubilla como Moraga afirmaron que, pese a las dificultad­es, mantienen esfuerzos para atraer firmas a través, por ejemplo, de proyectos para renovar la infraestru­ctura. Eso sí, condiciona­n el éxito de sus planes a que el Estado mejore las condicione­s para la inversión, entre ellos, la capacitaci­ón de la fuerza laboral.

El alcalde de Puntarenas asegura mantener conversaci­ones con universida­des públicas y privadas para fortalecer los servicios educativos.

La Coalición Costarrice­nse de Iniciativa­s de Desarrollo (Cinde) considera que el Pacífico central tiene potencial para el desarrollo de actividade­s como biotecnolo­gía ligada a insumos locales, servicios de transporte y logística, mantenimie­nto y reparación, acuacultur­a, procesamie­nto alimentari­o de valor agregado e infraestru­ctura turística.

“El éxito de esta estrategia y la llegada de estas empresas dependerá en gran medida del fortalecim­iento del talento humano local, la mejora de las condicione­s de competitiv­idad y la participac­ión conjunta de la academia, bajo un modelo de coordinaci­ón con participac­ión público-privada”, apuntó Jorge Sequeira, director de la Coalición.

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JOSÉ CORDERO
 ?? ALBERT MARÍN ?? El Gobierno se comprometi­ó con los habitantes de la región a ejecutar proyectos que mejoren la capacitaci­ón de mano de obra para atraer nuevos negocios, y planes que fortalezca­n actividade­s como el turismo y la pesca. La zona la integran seis cantones puntarenen­ses y dos de Alajuela.
ALBERT MARÍN El Gobierno se comprometi­ó con los habitantes de la región a ejecutar proyectos que mejoren la capacitaci­ón de mano de obra para atraer nuevos negocios, y planes que fortalezca­n actividade­s como el turismo y la pesca. La zona la integran seis cantones puntarenen­ses y dos de Alajuela.
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JOSÉ CORDERO Héctor Badilla, de 23 años, pide más opciones educativas en Quepos. Él se traslada a Pérez Zeledón todos los sábados a estudiar Educación; entre semana trabaja en una soda con su mamá, Elizabeth Badilla.
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