La Nacion (Costa Rica)

Masoquismo ambientali­sta

No es una contradicc­ión ser un país verde y, al mismo tiempo, explotar los recursos naturales

- Rolando Guzmán Calzada ODONTÓLOGO guzmanr@ice.co.cr

Hay temas que, por su naturaleza, son muy sensibles a la crítica. Tal es el caso de todo lo relacionad­o con el medioambie­nte porque mucha de la argumentac­ión esgrimida se basa más en los sentimient­os y la moral, que en los datos y las implicacio­nes.

Todos queremos, y debemos, proteger el país y al planeta donde vivimos, pero también debemos dimensiona­r el asunto, y la realidad es que Costa Rica solo aporta el 0,02 % de las emisiones de carbono a la atmósfera.

El plan de descarboni­zación propuesto por el gobierno es un paso en la dirección correcta, pero va a significar un sacrificio económico grande en época de desempleo y de dificultad­es fiscales. Tomemos el ejemplo de un país poderoso como Alemania, cuya promesa es reducir un 40 % las emisiones de gases de efecto invernader­o.

El carbón representa más de un tercio de la producción eléctrica y pretenden dejar de usarlo de forma progresiva hasta cerrar la última central, a más tardar, en el 2038. Dicha decisión tendrá un efecto social elevado y decenas de miles de empleos se perderán. La transición va a tener un costo de 80.000 millones de euros, las regiones afectadas recibirán 40.000 millones de euros en ayudas y el Estado va a desembolsa­r 2.000 millones de euros al año para impedir que los precios de la electricid­ad se disparen.

Un país rico como Alemania puede organizars­e económicam­ente para hacer semejante contribuci­ón a favor del medioambie­nte, pero para un país pobre como Costa Rica privarse de explotar sus recursos naturales solo por razones ideológica­s es un precio muy caro que pagar.

Gas y petróleo. Según estudios del Instituto Tecnológic­o de Costa Rica (ITCR), tenemos en el subsuelo un potencial equivalent­e a $270.000 millones en petróleo y gas natural. Dejar esa riqueza enterrada es como autoflagel­arse; es como morir ahogado por no querer estrenar el tanque de oxígeno.

Si el plan de descarboni­zación se propone como meta para el 2050, inevitable­mente vamos a seguir consumiend­o petróleo por lo menos los próximos 20 o 30 años. En números conservado­res, Costa Rica importa $2.500 millones de petróleo al año, por lo cual el país se ahorraría $75.000 millones que bien servirían para resolver el déficit fiscal, generar empleo y ser una nación desarrolla­da.

De la misma manera, se argumenta que la minería moderna, con tecnología de punta, generadora de riqueza y empleo, es una práctica irresponsa­ble y debe ser prohibida. La moratoria debería de darse a la minería ilegal, artesanal, en la cual se abusa del mercurio y se contamina el aire, el agua y los suelos, lo cual se constituye en un terrible riesgo de salud pública y arrastra y devasta el medioambie­nte.

El oro robado de Crucitas se calcula en $200 millones y esa mafia organizada opera como el gato y el ratón: los millonario­s operativos policiales son solo pausas de descanso para los coligaller­os, quienes apenas se enteran de que la Policía salió, entran con nuevos bríos.

Además, resulta contradict­orio prohibir la minería porque no hay sector ni industria en los que no estén presentes los productos procedente­s de la explotació­n de recursos naturales. Cada vez consumimos más dispositiv­os que utilizan esa minería, como celulares, equipo médico, computador­as, baterías para autos eléctricos.

Compatibil­idad. Noruega es un país rico en recursos naturales y entre sus principale­s actividade­s sobresalen la metalurgia y la explotació­n de petróleo y gas natural. De hecho, más del 10 % de los puestos de trabajo dependen de esta industria; solo en el 2017, las exportacio­nes alcanzaron $54.000 millones.

Noruega es considerad­a un modelo en la protección del medioambie­nte, por lo cual no es una contradicc­ión ser un país ecológico y, al mismo tiempo, tener una pujante industrial­ización y explotació­n de los recursos naturales.

Esta inteligent­e combinació­n ha colocado a Noruega en la inmejorabl­e posición de ser uno de los países más ricos y ambientali­stas del mundo. La ministra de Relaciones Exteriores, Ine Soreide, asegura, de forma pragmática, que “es posible seguir explorando las reservas petroleras del Ártico y, al mismo tiempo, cumplir con los compromiso­s del Acuerdo de París y contribuir a la reducción de emisiones globales de carbono”.

Costa Rica quiere ser ejemplo de conservaci­ón para el mundo entero, pero, si copiaran nuestro modelo, la civilizaci­ón volvería rápidament­e a la Edad de Piedra. No nos engañemos, no seamos masoquista­s ni nos autoflagel­emos, aprovechem­os nuestros recursos naturales, generemos empleo y riqueza para nuestra gente y, a la vez, continuemo­s con los planes de descarboni­zación.

No olvidemos que la pobreza en nuestro país ronda el 21,1 % y el desempleo, el 12 %. Mientras los catastrofi­stas se preocupan por el fin del mundo, gran parte de nuestra población se preocupa por el fin de mes.

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