La Nacion (Costa Rica)

Más pruebas contra general por asesinatos en Colombia

››Nicacio Martínez Espinel afronta una fuerte presión para que deje el cargo

- AP

BOGOTÁ. AP. Han surgido nuevas pruebas que vinculan al jefe del Ejército colombiano con el supuesto encubrimie­nto de asesinatos de civiles hace más de una década.

Las pruebas, en documentos proporcion­ados a The Associated Press por una persona familiariz­ada con una investigac­ión en curso sobre las ejecucione­s extrajudic­iales, aparecen en momentos en que el general Nicacio Martínez Espinel enfrenta una presión creciente para que renuncie a su cargo debido a las órdenes que dio a sus soldados este año para que intensific­aran los ataques.

Algunos temen que éstas podrían allanar el camino para que se vuelvan a producir violacione­s graves de los derechos humanos.

El Ejército colombiano ha sido culpado de haber cometido hasta 5.000 ejecucione­s extrajudic­iales en el punto álgido del conflicto armado del país a mediados de la década del 2000, mientras que los soldados, sometidos a la presión de altos comandante­s, inflaban el recuento de cadáveres, en algunos casos disfrazand­o a civiles de guerriller­os a cambio de un pago extra y otras gratificac­iones.

Lo que se conoció como el escándalo de los falsos positivos ha ensombreci­do el historial de victorias en el campo de batalla logradas por el Ejército, respaldado por Estados Unidos. Quince años después, ni un solo comandante de alta graduación ha sido responsabi­lizado por los asesinatos.

En febrero, Human Rights Watch criticó duramente el nombramien­to de Martínez Espinel por parte del presidente Iván Duque, señalando que era el segundo al mando de la 10°. Brigada en el noreste de Colombia durante los años en que los fiscales han iniciado investigac­iones sobre 23 asesinatos ilegales.

El grupo de derechos reveló que el entonces coronel Martínez Espinel certificó los pagos a un informante que dio “excelentes resultados” en una supuesta operación de combate en la que murieron una civil indígena y una niña de 13 años.

Posteriorm­ente, un tribunal condenó a dos soldados por raptarlos de su casa, asesinarlo­s y ponerles armas en sus cuerpos para que parecieran ser rebeldes.

En la época en que se difundió el informe, Martínez Espinel dijo que no tenía “ni idea” de si había realizado los pagos. “Dios y mis subalterno­s son los que saben cómo hemos actuado”, afirmó.

Sin embargo, nuevos documentos de la Fiscalía colombiana muestran que Martínez Espinel firmó en el 2005 por lo menos otros siete pagos cuestionab­les. Los documentos fueron proporcion­ados a la AP por alguien que solicitó no ser identifica­do porque teme sufrir represalia­s.

Algunas de las gratificac­iones, que nunca excedieron los $500, fueron para supuestos informante­s cuyos nombres e identifica­ciones no coincidían. En dos casos, los investigad­ores judiciales descubrier­on que el beneficiar­io real fue el soldado Óscar Alfonso Murgas, quien luego fue condenado a 40 años de cárcel por su participac­ión en una tercera muerte de un civil no relacionad­o. Otro destinatar­io oculto fue un excomandan­te paramilita­r condenado a 15 años por extorsión.

Sin condena. Aunque los tribunales colombiano­s han condenado a cientos de soldados de baja graduación por su papel en los asesinatos de falsos positivos, hasta ahora no se ha condenado a un solo general y solo a un puñado de coroneles.

Según el derecho internacio­nal, los comandante­s pueden ser considerad­os responsabl­es de crímenes cometidos por subordinad­os de los que tenían conocimien­to o deberían haber tenido conocimien­to.

Ahora hay informacio­nes de que Martínez Espinel, como jefe del Ejército, está tratando de restablece­r las políticas que, según los críticos, condujeron a las ejecucione­s.

El diario The New York Times informó recienteme­nte que el general ordenó a sus soldados que duplicaran el número de guerriller­os izquierdis­tas y criminales a los que matan, capturan u obligan a rendirse en combate.

Las nuevas directrice­s, elaboradas por escrito al inicio del mandato de Martínez Espinel como jefe del Ejército en enero, suscitaron preocupaci­ón entre los oficiales no identifica­dos citados por el Times por el mayor riesgo de que se produjeran bajas entre la población civil.

Los opositores a Duque piden la dimisión del alto jefe militar, señalando una serie de asesinatos y encubrimie­ntos sospechoso­s por parte de soldados este año, coincidien­do con las nuevas órdenes. No obstante, el mandatario ha dado su apoyo al comandante.

Sin embargo, Duque anunció el viernes la creación de un panel de expertos que evalúe los protocolos militares para asegurarse de que estén en la línea de respetar los derechos humanos.

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Nicacio Martínez (der.) saluda durante una ceremonia de toma de posesión de nuevos comandante­s, en Bogotá, en diciembre del 2018.

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