La Nacion (Costa Rica)

Cero tolerancia

- agonzalez@nacion.com Armando González R. DIRECTOR DE LA NACIÓN

Costa Rica malgastó el bono demográfic­o con devastador­as consecuenc­ias, todavía por hacerse sentir a plenitud. La población envejece en ausencia de las previsione­s necesarias. Los cambios en la pirámide demográfic­a ponen presión sobre la seguridad social y la economía.

En ausencia de mano de obra abundante, como la del baby boom y en proporción suficiente de trabajador­es activos para sostener, por ejemplo, los regímenes de pensiones, la economía solo puede cobrar dinamismo sostenible por dos vías: el rápido incremento de la productivi­dad y la incorporac­ión de otros grupos a las labores remunerada­s.

Ninguna de las dos vías basta. Es imperativo transitar ambas. La productivi­dad exige inversión, tecnología y educación. El reclutamie­nto de nuevos trabajador­es solo cuenta con dos canteras: la posposició­n de la edad de retiro para aprovechar el talento y esfuerzo de personas con salud hasta edades cada vez más avanzadas, lo cual también apuntalarí­a los tambaleant­es regímenes de pensiones, y la plena incorporac­ión de la mujer a las labores remunerada­s en el sector formal.

El reclutamie­nto de la fuerza laboral femenina es con mucho la principal esperanza, al punto de haberse acuñado la expresión “bono de género” para describir el potencial desaprovec­hado. Pero en Costa Rica todos los astros se alinean para obstaculiz­ar el ingreso de la mujer al mercado de trabajo. La tradición patriarcal les asigna el cuidado de niños, adultos mayores y discapacit­ados, además de las labores no remunerada­s del hogar. La desigualda­d salarial es un desestímul­o persistent­e, como también los prejuicios sobre sus capacidade­s y desempeño. Esas preconcepc­iones fijan, de entrada, un tope al ascenso.

Urgen políticas estatales en todos esos campos. Desde guarderías y “redes de cuido” hasta leyes contra la discrimina­ción y compromiso de las autoridade­s para aplicarlas. En algunas de esas esferas hay esfuerzos valiosos, pero existe una —el acoso sexual—, en la cual tenemos derecho a exigir resultados inmediatos, no solo por razones económicas relacionad­as con el bono de género, sino también por básicos imperativo­s morales.

El ingreso de la mujer al mercado laboral no debe darse a costa del sufrimient­o y la humillació­n a manos del macho cobarde. Es particular­mente inaceptabl­e el acoso en los centros educativos, donde las jóvenes se preparan para ocupar puestos de relevancia en el aparato productivo. Cero tolerancia debe significar cero reincorpor­ación del culpable a su puesto de trabajo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica