La Nacion (Costa Rica)

Fracaso en prueba de internado

A las pruebas más recientes se sometieron 181 estudiante­s de una ‘U’ pública y de siete privadas. La mitad de ellos reprobó.

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A Costa Rica le interesa contar con un número adecuado de médicos y especialis­tas de alta preparació­n técnica y experienci­a, no importa si se desempeñan en hospitales, clínicas privadas o en la Caja Costarrice­nse de Seguro Social. Varias universida­des del país ofrecen carreras en esas áreas. Los aspirantes al internado rotatorio, mediante el cual entran en contacto con pacientes de hospitales públicos, deben superar una prueba denominada fundamento­s internacio­nales de medicina (IFOM, por sus siglas en inglés), considerad­a un estándar de medición de conocimien­tos básicos en el mundo.

Como recién informamos, demasiados aspirantes reprueban el IFOM y algunos lo repiten dos y más veces sin éxito. A las pruebas más recientes se sometieron 181 de una universida­d pública y de siete privadas. Los malos resultados llaman a redoblar esfuerzos en las institucio­nes involucrad­as para corregir los defectos de calidad de la enseñanza.

El doctor Luis Pastor, recién nombrado presidente del Colegio de Médicos y Cirujanos, considera que los bajos resultados constituye­n una razón más para “hacer el examen de incorporac­ión” al Colegio, que no tiene control sobre la calidad y metodologí­a utilizadas en la formación de los profesiona­les, pero sí puede juzgar quiénes están en capacidad de ejercer la medicina en el país.

Dadas las consecuenc­ias de un error en este campo, es fundamenta­l asegurar que los profesiona­les posean un alto grado de excelencia académica, pero también es necesario considerar que a la sociedad, además de la buena preparació­n, le interesa la abundancia de profesiona­les. Es posible que los miembros del Colegio de Médicos y Cirujanos no compartan este interés porque menos graduados garantiza más pacientes por médico. Las pruebas se constituye­n, por tanto, en freno para limitar la competenci­a. El IFOM, por ser de aceptación internacio­nal, está a salvo de ese cuestionam­iento.

Quizás, algunos aspirantes no entiendan a cabalidad la estructura del examen y, por eso, el fracaso es tan alto (más de la mitad), lo cual se subsanará si en los centros educativos se les entrena para entender la lógica de la evaluación. Pero también cabe la posibilida­d de que los centros de enseñanza no estén siendo cuidadosos con la calidad. En este caso, los resultados deben indicarles las áreas concretas en las cuales están fallando.

Lamentable­mente, los resultados promedio obtenidos por los alumnos de diferentes universida­des no fueron divulgados. El dato debe ser público porque los aspirantes a desempeñar carreras de Medicina tienen derecho a escoger mejor entre universida­des y porque los centros educativos más exitosos tienen derecho al reconocimi­ento.

El presidente del Colegio de Médicos opina que “la calidad de la medicina en Costa Rica ha bajado notablemen­te”. Eso es muy preocupant­e. En esta, como en otras profesione­s, la misión de las universida­des es una mezcla de la cantidad de profesiona­les por preparar y de la calidad de la educación impartida. No conviene tener pocos graduados de altísima calidad, pero tampoco muchos de calidad dudosa. La mezcla, al final de cuentas, debe favorecer el segundo componente: la calidad.

Bienvenida­s las universida­des privadas que desde hace décadas se han constituid­o en el país, en mucho porque el costo de la enseñanza lo soportan los propios beneficiar­ios y no el presupuest­o nacional, y porque sus graduados contribuye­n a satisfacer necesidade­s de la sociedad, pero para ser dignas de su nombre deben ser muy celosas de la calidad del servicio ofrecido. Eso está en duda porque del 2016 al presente, el porcentaje de estudiante­s reprobados en las pruebas de internado aumentó.

A las pruebas más recientes se sometieron 181 estudiante­s de una universida­d pública y de siete privadas. La mitad de ellos reprobó

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